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Manipular entreteniendo

07/09/2024
 Actualizado a 07/09/2024
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El otro día me mandaron un enlace con una noticia sobre una nueva serie de televisión y su marcado posicionamiento político. La utilización del entretenimiento para manipular a las masas y generar estados de opinión, que sean beneficiosos para ciertos intereses, no es algo nuevo. La historia del cine y de la televisión está plagada de ejemplos. Sólo hay que rascar un poco y ver los gobiernos o grupos empresariales que financian o colaboran con dichos proyectos para entender por qué la trama se desarrolla de una manera concreta, los perfiles de cada protagonista y el papel que juega cada uno de ellos.

La gran ventaja de utilizar el entretenimiento para manipular o influir en los pensamientos o valores de la ciudadanía es que cuando una persona está consumiendo información a través de un medio de comunicación está alerta y puede poner en duda ciertas informaciones, pero cuando está viendo una película o una serie ha desconectado sus mecanismos de defensa. Después de una jornada interminable en el trabajo y el desgaste psicológico de las preocupaciones diarias cuando vamos al cine o nos sentamos a ver la televisión lo que queremos es desconectar del mundo y evadirnos a través de historias de ficción. Y ahí está el problema, nos van colando mensajes interesados que nosotros no percibimos como tal.

El problema es que si bien a un informativo o programa de actualidad debemos exigirles veracidad, en los contenidos de entretenimiento no podemos hacerlo. Esto provoca que por ejemplo haya películas sobre hechos históricos que difunden situaciones que son licencias del director y que no corresponden a la realidad, pero que los espectadores asumen como ciertas. Los true crime, que tan de moda están, son otro ejemplo de cómo la ficción puede desinformar en algunas ocasiones. No hace falta decir que la expresión ‘Basado en hechos reales’ tiene truco y es utilizado como patente de corso por parte de las productoras. 

Hay quien defenderá que la utilización del entretenimiento para influir en las personas es positivo, ya que sirve para eliminar ciertos estereotipos o desigualdades, pero la cuestión es dónde está el límite, quién lo marca y, lo más importante, con qué finalidad. O si no que me expliquen esas mismas personas por qué en un gran número de películas y series el consumo de todo tipo de drogas, y no me refiero ni al tabaco ni al alcohol, se normaliza totalmente. Este es sólo un ejemplo, pero hay muchos más que demuestran cómo la ideología, el control social y los intereses económicos están entre bambalinas también en el entretenimiento.

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