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Margarita y los votos perdidos

04/06/2023
 Actualizado a 04/06/2023
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El cuento de la lechera. O vender la piel del oso antes de haberlo cazarlo. Al final, la fábula de la zorra y las uvas que no estaban maduras. Los tres son claros ejemplos de lo que le ha ocurrido a Margarita Torre, que se atrevió a desafiar al alcalde de León con eso de que gobernara la lista más votada. Y se la pegó. Ella y el Partido Popular, incapaz de ver más allá de lo que veía –o creía ver– la propia candidata. Por mucho que ahora lo quieran envolver con celofán y lazo púrpura, la hostia se la han llevado en plena cara. A mano abierta. El ‘amo’ Mañueco también tiene buena parte de culpa por consentir los tumbos y la chulería de la aspirante a alcaldesa. Y hasta Génova la tiene.

El asunto es que doña Margarita ha resultado una decepción sin atenuantes. Y un fracaso estrepitoso en sí misma. Porque mantener los mismos números que Silván en 2019 –nueve concejales–, pero perder 2.100 votos a pesar de la debacle de Ciudadanos, es para abrirle la puerta de salida –previa palmadita en la espalda– y a pasear la ribera del Bernesga. Y eso por educación, que no por ganas. Desde luego los sufragios de los ‘naranjitos’ no fueron a su morral. Y eso tiene una lectura clara: la repudiaron como a una apestada. A galeras.

No obstante, a tal extremo ha llegado el desahogo de la medievalista, que hasta se ha permitido la indecencia de criticar y atacar a José Antonio Diez –que le ha dado en las urnas un baño con agua hirviendo– diciendo unas tonterías que Ester Muñoz, la ‘jefa’ de los populares en la provincia, no le debería consentir. Está visto que la menesterosidad política es ilimitada. Porque ahora resulta, según la señora Torre, que Diez ha tenido un voto de castigo de la UPL por su ardor leonesista, «que ni le ha pertenecido ni le pertenece». Esta señora en qué mundo vive. En qué ambientes se mueve. Quién la aconseja, si es que se deja. ¿Se puede ser más obtusa? El voto de castigo ha sido para ella y sus incontrolados vaivenes. Diez ha crecido y ella ha menguado. Y, con ella, el Partido Popular. 20.553 ‘papelas’ para el alcalde y 16.938 para la representante de la gaviota. Y todavía hay que aguantarla.

Pero quiere ser alcaldesa. Y explora que los leonesistas le entreguen el bastón de mando y la sienten en el sillón principal. Con un par de dídimos. E incluso –ha dicho– está dispuesta «a trabajar hombro con hombro con la UPL».Igual que hizo con la gente de su candidatura. Hombro con hombro. Es de risa. El hándicap que no valora es que en la sede de Suero de Quiñones, el refugio de los regionalistas, conocen el paño sin necesidad de sacarlo del arca. La distinguen bien. Y saben de sus bandazos y de sus ansias. De sus cambios de posición y de su tonteo. La tienen radiografiada. En 3D.
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