04/06/2024
 Actualizado a 04/06/2024
Guardar

Hace unos días salió a la luz la investigación que se está realizando acerca de un ciberataque a la base de datos de la dirección general de tráfico (D.G.T.), con 27 millones de conductores registrados.

No se trata de un hecho aislado. Recientemente ha ocurrido lo mismo con otros organismos o multinacionales como banco Santander, Telefónica o Iberdrola. Se filtró información, al parecer no sensible, de cientos de miles de clientes, usuarios y empleados. Esos nombres, apellidos, DNI, teléfonos o correos electrónicos, tras ser sustraídos, se venden en foros de compraventa de datos robados. Luego los ciberdelincuentes hacen un uso fraudulento de los mismos. Practican estafas de diversos tipos, desde suplantación de identidad hasta robos directos a través del acceso a contraseñas y otros datos sensibles.

La oleada de ataques sufridos deja en entredicho los sistemas de seguridad de las empresas y nos muestra su vulnerabilidad. Aunque la privacidad es algo que debe estar sobrevalorado, porque hace tiempo que se está perdiendo en favor del control y la manipulación. Seguro que a más de un lector le suena la situación en la que se mantiene una conversación con el smartphone al lado y minutos más tarde en el teléfono aparecen anuncios relacionados con aquello de lo que se ha hablado.

O la cantidad de información sesgada que nos llega con la clara intención de empujarnos a pensar o actuar de una forma concreta. Cualquiera diría que existe un ojo supremo e indiscreto que todo lo ve y sabe cómo vivimos, dónde viajamos, qué compramos… A veces da la impresión de que se pasa por alto que somos seres humanos y no una especie de ganado al que conducir hacia una u otra dirección según los intereses.

En 1949 George Orwell publicó una novela titulada ‘1984’. En ella se describe una sociedad inmersa en una farsa, sometida a un sinfín de maquinaciones y a una vigilancia intensiva. Hay quien cree que ahora, cuarenta años más tarde de lo que pronosticó el autor, estamos viviendo en esa sociedad.

 

Lo más leído