21/04/2024
 Actualizado a 21/04/2024
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Tenemos dos equipos españoles en semifinales de la Champions League, el Real Madrid en las masculinas y el FC Barcelona en las femeninas. Con este motivo entrevistaron anteayer a Aitana Bonmatí, quien, lejos de tener el ratito acomodaticio que se merece por ganalotodo, se lanzó valiente a hacer reivindicaciones sobre la situación del fútbol femenino español. Se quejó con grande boca de que aquí no llena estadios ni está bien remunerado. Y culpa de ello a las instituciones. 

Pero con la Federación Española detrás ganaron el Mundial, conque tan mal no lo tendría montado. Habrá errores, tendrán un techo de cristal y puede que el aprecio en Inglaterra sea superior, pero eso tampoco es tan nocivo, es una oportunidad que tienen de ver mundo si son tentadas por aquellos clubes. Aunque a ella le gusta tanto su San Pere de Ribes que igual pasa del tema porque tampoco le viene mal no tener la dimensión planetaria de Iniesta. Su opinión sobre el papel deficiente de las instituciones es difícil casarlo también con el hecho de que las coloquen en los informativos de TVE por sistema desde antes de ese Mundial ganado con tanta repercusión que el común conoció a las Putellas, Paralluelo, Carmona, Batlle, Coll o Paredes bien antes de todo el proceso desencadenado por el beso no consentido de Rubiales a Hermoso.  Estoy con Nadal en que si no se paga igual es porque no se genera igual y esto es porque no se tiene el mismo tirón. Lo misterioso es que la falta de capacidad de arrastre puede suceder a pesar del respaldo mediático. Incrementarlo hasta nivel asfixiante no sería justo ni sano. Eso sería aborregar a mucha gente que vive libre de esa esclavitud entretenedora. ¿Qué quiere Bonmatí, que acaben cientos de miles de chavalas apijotadas con el futbol como los chavales que se saben todas las alineaciones? ¿Que jueguen al Comunio en vez de estudiar? Anda por ahí. ¿Cree Bonmatí que es bueno para la sociedad que la afición al fútbol se extienda? No puede ser. El fútbol es un deporte cuya afición se vicia demasiado. Muchas mujeres se han venido librando del atracón de este deporte, suerte que han tenido de que no esperase la sociedad que les interesase semejante circo. 

No quiero resultar más enfadoso de la cuenta. Por eso me gustaría acabar de buen rollo. La Balón de Oro, Campeona del Mundo y doble ganadora de la Champions, por un lado y por otro el menda, que jugó una temporada en el efímero club El Paraíso, viven casi en universos distintos.  Pero como se lo debo a mi descendencia, el carácter gratuito de mis opiniones obre este asunto queda neutralizado y aquello me inviste de autoridad. ¡Gol!

 

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