El más obeso de los Gordos

19/11/2024
 Actualizado a 19/11/2024
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Me acabo de meter al bolsillo al más obeso de los Gordos. No voy a decir la cifra de kilos que me va a hacer embolsarme el día de los dos patitos invernales, pero os podéis imaginar que no hay símbolo infinitesimal que pueda dar cuenta de ellos detrás de estas cinco cifras que escriben una frase musical que empiezo a escuchar entonar a dos niños ataviados de colegiales al lado de una inmensa maraca en forma de bombo de bingo vintage. Nunca la dieta estuvo tan degradada como en un boleto de lotería. Me llevo el que tiene que ser, el de la fecha en la que fui feliz estampada al lado de un cuadro de La Natividad de Francisco y Rodrigo de Osona.

Como si la suerte y el arte pudieran viajar en el mismo papel. Sí, es pobre pensar que solo es una fecha la escogida, pero había que seleccionar la suerte, que dicen que no se coge al vuelo, sino que hay que buscarla. Y yo he decidido hacerlo en ese momento en el que el reloj se me paró en una sonrisa. Compro lotería con una culpabilidad involuntaria. Es como gastarse los cuartos en que una aprendiz de bruja te lea las líneas de la mano, consintiendo y respetando que la probabilidad y el misterio casan. Y soy de realidades, pero es que ya no me quedan. Las que hay no me gustan. Las que sueño no llegan. Así que, tras una conversación corta conmigo, he decidido jugármela y esconderme en la tradición y en eso de compartir la suerte. Compro mi décimo y pienso en lo afortunada que soy ya, solo por poder hacerlo. Tengo la capacidad de poder pegar un tiro al aire, a ver si hago diana. Puedo intentar conseguir. Puedo permitirme perder.

Y en la reflexión miro esa fecha feliz que calienta motores desde mi bolsillo escueto. Vuelvo a sonreir recordando…Hay un hombre en la esquina con un cartel de cartón sobre un vaso de plástico invertido en el que pone «ayuda para comer». Tal vez él no tenga aún esa fecha a la que jugársela. Tal vez yo no quiera jugarme ese momento en el que fui feliz…Tal vez hoy ambos tengamos un buen día. Y tal vez, este sea un anuncio antilotería. Sea como sea, en las manos que pueblan esa esquina se queda mi décimo. Yo ya he ganado. 

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