Me salió leonesista

La vida no avisa. Literal. Lo mismo se pone una vaca de parto a primera hora de la mañana mientras mulles los terneros (ternerillos en argot político en campaña electoral, que después no se acuerdan de ellos) como puede hacerlo a la hora del vino y te pilla de repicapunte. Lo bueno es andar cerca de la galana porque entonces, aunque la vida no avisa, da señales. Levanta el rabo, se inquieta, no rumia, le pinga el limo… Lo típico de ponerse de parto, aunque, como las personas, cada una tiene el suyo. La cuestión es que mientras empiezas a ver que viene hasta que llega, te quedas lo menos un par de veces contemplando la vaca y piensas eso de «mira a ver si acabas de parir». Y más aún cuando es la hora de comer y tienes prisa porque es el día de unas elecciones autonómicas y hay que ponerse a trabajar. Que si yo marcho, la vaca pare igual. Pero una, que es curiosa hasta el punto de ser periodista, no puede por menos que esperar a verle la cara al nuevo. La cuestión es que mucha alegría por el parto, pero cuando te das cuenta de que es macho en vez de hembra, después de haberle inseminado con una pajuela sexada, se te tuerce un poco el morro. Dramas de la vida del ganadero. Pero adelante.

Hay una regla no escrita que dice que a las cabezas de ganado que van a acabar en el matadero no se les pone nombre. Lo único que, al ser la fiesta de la democracia, me animé a saltármela e hice una encuesta en Instagram con cuatro propuestas para bautizar al animalico: Mañueco, Luisma, Igea y Felipe IV. El sondeo acabó con un empate técnico entre el del PP y el de la UPL, entre el que reflexionó tomándose algo en una terraza de la plaza Mayor de Salamanca (cuando vi la foto con tanta gente en la mesa no quise ni imaginarme la cuenta, aunque lo caro nos llega ahora y a esa ronda invitamos todos) y el que lo hizo en chandal dando un paseín por Cistierna.

Me vi en la obligación de volver a repetir los comicios: Mañueco o Luisma. Se acotaron las opciones, participó mucha más gente y esta vez ya solo hubo un ganador: Luisma. Este jato no muge, ruge. Como las urnas de este domingo. ¡Que sea enhorabuena!