24/06/2024
 Actualizado a 24/06/2024
Guardar

Muchos son los dedicados a rebuscar en la industria tecnológica, entre la auxiliar de la política, al fabricante de la máquina de hacer fango, de la que tanto habla nuestro presidente, Pedro Sánchez. Y hay quienes hasta sospechan pueda ser él el único conocedor de este artilugio tan buscado y que tanto rédito parece estarle dando. Nadie ha visto la patente. Nadie ha visto jamás al fabricante. Según la tropa de satélites aplaudidores del presidente, debe encontrarse, sin dudarlo, en algún lugar de la ultra derecha galopante.

Cuando éramos niños rurales, indómitos y curiosos, solíamos tener que aguantar la sorna de nuestras madres al formular nosotros una acusación contra algún otro zagal que había hecho una trastada. Mirándonos a los ojos, como solo las madres saben mirar, nos decían: Dijo la sartén al cazo: quítate allá, que me tiznas. Y allí era la confusión, el revuelco, la indignidad, el llanto. ¿Y yo, por qué? Porque todos sois iguales. Y añadía aquel fatídico. Pájaros y pardales, todos iguales.

Escribe Antonio Muñoz Molina en ‘No te veré morir’ que «hay gente que tiene brillo y gente que no». Y eso parece ser lo que está pasando, que hay muchos, y ninguno en el entorno de Sánchez, que, al no gobernar, han perdido el brillo y pretenden quitárselo a los demás, utilizando para ello máquinas de enfangar, con las que salpicar a todo aquel que no piense como ellos, que no vote como ellos, que no se ría como ellos. Léase, que milite en la oposición.

Enfangar por enfangar, esos que presuponen que acoger ahora en León a casi doscientos desvalidos, prófugos de la miseria, y prestarles la ayuda necesaria para subsistir y salir adelante, suponen un grave trastorno para nuestra tranquila y serena sociedad. Para ello se les presupone todo tipo de adicciones nocivas tendencias destructivas que ninguna autoridad podría controlar.

Tal vez, habría que plantearse antes qué estamos haciendo los leoneses con lo nuestro cuando nos encontramos en la actualidad con una media de seis nacimientos y 20 muertes diarias, y ello, a pesar de que ya hemos tenido hasta un presidente nacional que nos prometió hasta un tranvía para que no tuviéramos que caminar. Pero soluciones de verdad para la despoblación y demás no acaban de llegar. Y enfangar por enfangar no parece la solución. Porque lo de echarles fango a unos desgraciados ya lo ha denunciado la Sra. Natividad Lago, en nombre de la Plataforma Leonesa de apoyo a las personas refugiadas. ¡Es que son unos desgraciados! ¡Ya! Y vosotros unos máquinas.

Dijo la sartén al cazo: quítate pa’alla, que me tiznas.

 

Lo más leído