Se dice que en Roma, cuando un general desfilaba victorioso por haber ganado una batalla, iba alguien detrás susurrándole al oído: ‘Memento mori’, que significa «acuérdate que vas a morir, para que no se ensoberbeciese. Me temo que los tiranos que hoy tienen poder en el mundo no cuentan con nadie que les recuerde esta gran verdad y que, si la oyeran, no harían mucho caso. Nos vienen a la memoria nombres como Putin, Maduro, Daniel Ortega y señora, el Rey de Marruecos y un largo etcétera, y también otros autócratas más cercanos, aunque hayan sido elegidos democráticamente. Por muy apegados y aferrados que estén al poder, afortunadamente, tienen los días contados y, mal que les pese, tendrán que dejar el sillón, incluso aquellos que están tan profundamente amarrados a él.
Pero también nosotros, el común de los mortales, tenemos el peligro de olvidar que nuestra vida en la tierra es breve y pasajera. Con frecuencia calculamos mal lo que necesitamos para vivir y tenemos la tentación de acumular como si tuviéramos muchos siglos de vida terrestre por delante. Un día sí y otro también tenemos noticia de catástrofes naturales, unas veces más lejos y otras más cerca, como la ocurrida en tierras valencianas o, un poco antes, el volcán de La Palma. Vemos cómo en pocos minutos se desmorona casi todo: casas, coches, instalaciones industriales… y también vidas humanas. Tal vez podemos verlo como algo lejano y ajeno a nosotros, pero olvidamos que nosotros tampoco estamos libres de que en unos instantes nos pueda ocurrir algo parecido. Olvidamos que somos mortales y seguimos viviendo como si no lo fuéramos. Aunque la muerte pueda cogernos por sorpresa, no es ninguna sorpresa, sino algo totalmente previsible, de tal modo que deberíamos estar mentalizados y obrar en consecuencia, organizando nuestra vida conscientes de que en este mundo es totalmente provisional.
No es cuestión de que vivamos continuamente angustiados, sino de que nos preguntemos y busquemos la respuesta a las grandes preguntas: ¿Qué es lo que da sentido a la vida? ¿Quién determinó que existiera el ser humano? ¿Por qué y para qué estamos en este mundo? ¿Cuál ha de ser nuestro verdadero horizonte? ¿Da igual hacer el bien que el mal? ¿Qué hay más allá de la muerte, de cara a la eternidad? ¿Acaso no es una gran irresponsabilidad no plantearnos estas cuestiones que afectan a nuestro futuro definitivo? ¿No es ridículo que a veces seamos tan soberbios y autosuficientes? ‘Memento mori’. No te engañes.