juan-pablo-garcia-valades-3.jpg

Menudo cuadro en Diputación

17/01/2025
 Actualizado a 17/01/2025
Guardar

Es una verdadera pena que una de las instituciones más cercana al ciudadano, al territorio y al entorno rural como es la Diputación Provincial, no aproveche sus recursos para generar riqueza y tejido empresarial en nuestra maltrecha provincia. Luego, algunos se enredan en luchas estériles pidiendo que León forme su propia comunidad autónoma, cuando en la mismísima Diputación gobernada por socialistas y leonesistas, hay en los ‘cajones’ 300 millones de euros sin gastar, concretamente unos 100 millones de remanente aún no asignados a ningún proyecto y otros 200 millones de eurazos comprometidos, pero no ejecutados.

Estamos hablando de que hay 300 millones de euros disponibles para gastar e invertir en proyectos que vertebren nuestra provincia, atraigan iniciativa privada, asienten población en el entorno rural y generen riqueza, pero que no se gastan por pura incompetencia y desidia política, mientras las carreteras provinciales se convierten en caminos de cabras, el deporte base provincial se va al garete, los deportes autóctonos desaparecen, el turismo se diluye y las oportunidades empresariales se desvanecen. Con este panorama que les cuento, déjenles gobernar una autonomía, e igual tenemos que hacer turismo sanitario para irnos a operar a Valladolid.

Dicho lo cual, cuando en una institución se instaura ese sentimiento perezoso y de mal estudiante que no pierde ocasión para intentar tapar sus malos resultados echando la culpa a cualquiera (en el caso de la Diputación al personal, a la intervención, a los plazos, a los procedimientos…) cualquier gestión menor parece imposible y hasta colgar un cuadro en una pared puede demorarse años.

Existe una tradición establecida hace décadas por la cual, en las paredes de la galería superior del Palacio de los Guzmanes, se cuelga un retrato de cada presidente de la Diputación provincial, sin embargo, falta por colgar los cuadros de Marcos Martínez Barazón, Emilio Orejas, Juan Martínez Majo y el reciente Eduardo Morán. 

Hay quien quiere liar el tema con una interpretación un tanto sesgada de la Ley de Memoria Democrática, exigiendo que se retiren los cuadros de los presidentes provinciales de la época franquista, hay otros que no quieren ni oír hablar de colgar un cuadro de Marcos Martínez Barazón y otros que otorgan a Emilio Orejas la condición de expresidente interino, como si no le hubiese echado valor de asumir una presidencia extremadamente convulsa y hasta ‘peligrosa’.

A mí, personalmente, me gusta mucho esa tradición de los cuadros, sea quien sea el retratado y pertenezca a la época que pertenezca y he pasado mucho tiempo viendo esos cuadros e intentando imaginar a qué retos se enfrentaría cada uno en su propio tiempo. Es parte de la historia y con sus luces y sus sombras, esa historia no se puede borrar.

Animo a asumir ese gran reto de coger una alcayata y un martillo y colgar, al menos, de momento, el retrato de Juan Martinez Majo que ya hace un tiempo que fue terminado por el pintor Luis Zotes Flecha.

Lo más leído