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Museo de la Arriería

11/09/2024
 Actualizado a 11/09/2024
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Negocios relacionados con el transporte de mercancías –fundamentalmente mediante ganado mular–, de un lugar a otro, principalmente entre Galicia y Asturias y la meseta castellana. Eso, en esencia, fue la arriería, que durante siglos –hasta la llegada del ferrocarril– tuvo una importancia capital en la Maragatería.

En el corazón de la comarca, en la localidad de Santiago Millas –en el barrio de Arriba–, se encuentra una construcción con todas las características de una casa arriera maragata, que fue vivienda de un vecino llamado Julián Alonso Rodríguez quien, en 1915, la donó para escuela de niñas y vivienda de maestra, y a la que en 1926 se añadía –sufragada por Ventura Alonso Franco, otro hijo del pueblo– escuela de niños. Y que el 5 de septiembre de 1999 –el jueves pasado se cumplieron veinticinco años– abrió sus puertas como Museo de la Arriería Maragata, que lleva precisamente el nombre de Ventura Alonso Franco. Si tienes ocasión, acércate, que la visita es muy interesante. Y, además, es gratis.

Gestionado por el Ayuntamiento de Santiago Millas, en alrededor de 580 metros cuadrados se sintetiza la forma de vida de los arrieros a través de objetos, documentos, fotografías…, tanto de su actividad profesional –medio de transporte (recua, carromato), rutas, peligros, mercancías (entre las que destaca el pescado, fresco y de salazones)…– como del ámbito privado –vivienda, indumentaria, religiosidad…–, así como de otros oficios –herreros, carpinteros, labradores…–, sin lo que no se puede entender la cultura de esta tierra. La exposición culmina con un espacio dedicado al, probablemente, mejor ejemplo de éxito de un arriero maragato: Santiago Alonso Cordero –‘el maragato Cordero’–, nacido en Santiago Millas en 1793, fue además un político influyente en el siglo XIX –llegó a ser presidente de la Diputación de Madrid–, hizo fortuna invirtiendo en líneas de diligencias y adquirió el solar de la madrileña Puerta del Sol, en donde se construyó la llamada ‘Casa Cordero’.

 

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