Rosa Román

Nacho Cano y Hernán Cortés

22/03/2024
 Actualizado a 22/03/2024
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Lo bueno de presenciar un musical de Nacho Cano, además del impacto que provoca en el espectador, es que Madrid y España no tienen nada que envidiar a Broadway. En la segunda temporada de ‘Malinche’ –su musical–, Nacho se supera, eleva las expectativas y plasma la historia de amor entre Hernán Cortés y ‘Malinche’, la indígena que dio a luz a ‘Martín Cortés’, el primer mestizo reconocido.

Nacho, con esta puesta en escena, consigue atrapar, durante tres horas, a las seiscientas personas, que vibramos dentro de la carpa, orgullosas del memorable pasado español. El escenario, convertido en una epopeya de luz, color y sonido pop-rock, sitúa a Hernán Cortés en el lugar que le corresponde en la historia de España, sin aceptar las canalladas inventadas sobre nuestros antepasados conquistadores, con datos históricos verídicos y respetuosos que, parece ser, algunos han olvidado, por falta de memoria, o seducidos por la anglofilia.

La españoles, en América Latina, evangelizaron, bautizaron, introdujeron las Cartas de los Derechos Humanos, abolieron la esclavitud –para los indios–, hicieron posible el mestizaje y dotaron a las personas de una identidad y un estatus que acabó con las prácticas aberrantes de los sacrificios y muertes violentas. México, Perú, El Salvador o Ecuador deberían agradecer la llegada de los nuestros, porque si los ingleses se hubieran adelantado, los habrían aniquilado como hicieron con las tribus indígenas del norte de América –los más afortunados fueron ‘enlatados’ en reservas–. 

El musical –en inglés– arranca con una entrevista, proyectada en una pantalla gigante con subtítulos en español, donde antropólogos e historiadores explican a Nacho que «antes de la llegada de Hernán Cortés había una serie de grupos enfrentados, peleados entre sí y sometidos por los aztecas». El espectáculo prosigue y estalla en una selva a golpe de caballos, música, flamenco, pirámides, sangre y espíritus, celebrando la existencia de la ‘Nueva España’ y su conversión en una nación libre recuperada por los españoles, que salvaron a esos indígenas, sometidos, esclavizados y asesinados por sus ‘reyes de turno’. «La historia de México es la historia de España» suena, reiteradamente, en el escenario. 

Detrás del tributo de ‘Nacho Cano a Hernán Cortés’ hay doce años de trabajo, doce millones de euros en inversión, calidad, arte, y ciento cincuenta profesionales en nómina. Una empresa ambiciosa al servicio del arte, de la cultura, y de España.

En la carpa se escucha: «México grande, libre, mágico mundo nuestro», y todos contenemos la emoción. Alguien del ‘staff’ me cuenta que Nacho, cuando está en Madrid, sale al escenario emocionado, agradecido y comprometido con la sociedad. Decir la verdad, a veces, suele ser posible, sublimarla solo la consiguen los mejores. Ojalá España tuviera muchos ‘Nachos Cano’. 

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