08/06/2024
 Actualizado a 08/06/2024
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Las fiestas de San Juan de Sahagún que se celebrarán la semana que viene incluyen, como es habitual en la villa, un completo programa taurino. Y cierta fundación naturalista extranjera ha salido en defensa de la infancia porque en la corrida de toros del próximo sábado hay precios especiales para los más jóvenes, y porque además se ha previsto una capea infantil para que los niños se diviertan jugando con toros simulados.

A poco que uno investigue en internet sobre la fundación Franz Weber llega a la conclusión de que estamos ante otro de esos chiringuitos internacionales hiperventilado de subvenciones al amparo de la agenda 2030, con dos cuentas corrientes domiciliadas, mire por dónde, en bancos suizos.

Pero lo llamativo es la falsedad y la hipocresía de los argumentos que utiliza. Según la fundación, la ONU habría recomendado que los niños no acudieran a espectáculos taurinos. Lo cierto es que la ONU jamás se ha pronunciado sobre los toros. A lo que parece referirse la fundación es a un informe del Comité de Derechos del Niño de 2018 sobre la situación de la infancia en España, en el que el representante egipcio, y solamente él, quiso hacer constar su preocupación por la asistencia de los niños a los toros. Lo curioso es que el informe no menciona ni una palabra en relación con el acceso de los menores a la pornografía más aberrante en internet, que se inicia entre los 8 y los 12 años.

En resumen, que lo único verdadero del argumento que esgrime la fundación es que al Comité de Derechos del Niño le importa un carajo que los niños aprendan tempranamente todo lo relativo a la vejación sexual de la mujer, pero a su representante egipcio sí le preocupa que los menores se impregnen de los evidentes valores de la tauromaquia.

Puede que la próxima sugerencia del Comité sea prohibir a Federico García Lorca, que dijo que los toros son la fiesta más culta del mundo, y que «el toreo es la riqueza poética y vital mayor de España, increíblemente desaprovechada por los escritores y artistas, debido principalmente a una falsa educación pedagógica que nos han dado y que hemos sido los hombres de mi generación los primeros en rechazar».

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