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No me lo malicié (Relato del tío Ful sobre el homenaje del día 22 en Sabero)

31/03/2025
 Actualizado a 31/03/2025
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No me lo malicié. Ni siquiera cuando María José me insistió, ese mismo día por la mañana, en que me dejara recortar un poco la barba y el pelo. Estábamos en Cármenes con los tres chavales, que ya me extrañó que Lucía, la mayor, subiera, con lo atareada que anda siempre con el trabajo telemático. Paula y Rodrigo, menos; que les gusta subir los fines de semana.

No se me paso por la cabeza que, a mis 70 años, a nadie se le ocurriera homenajearme. ¿A santo de qué? Si yo no he hecho nada que no sea escuchar a la gente y después contarlo en los papeles, sin añadir nada; tal como sale. Había quedado con una mujer que cumplió los 105 años para entrevistarla y tuve que llamar a los hijos para anularlo y me malició también en que no se extrañaran, porque tiene que ser un caso muy gordo para que yo falte a una cita con nadie.

Así que me dejé que la Jefa me pusiera un mandilón por delante y empezara, tras, tras, tras, a recortarme la pelambrera y esta barba apostólica que gasto. Comimos tarde. Salimos a la huerta, que había salido el sol después de varios días que se le veía el pelo, agua y más agua, cuando los chicos y la mujer me recordaron que tenía que bajarlos hasta Sabero, que habían quedado con unos amigos para no sé qué cuento.

¿Pero, a qué hora tenéis que estar allí? Antes de la siete. Y seguía sin maliciármelo. Hasta que ellos ya no se pudieron aguantar y me dijeron lo del homenaje. Y que era cosa de David y de Roberto y los mineros, y que habían venido los escritores, y los de la radio, y los luchadores, y los amigos y familiares y que nos iba a hacer un feo, precisamente yo que era más cumplido que nadie.

Así que me dispuse a aguantar mecha por los Hoces «pabajo» les fui leyendo la cartilla a los cuatro. Pero, no me arrepiento. Y eso que no me dejaron decir más que cuatro palabras, cuando lo mío es hablar de esto y de lo otro sin más fundamente que permitir a los demás que se explayen.

Que hoy en día casi nadie tiene ocasión de contarnos lo que lleva dentro. Vivimos unos tiempos en los que ‘AnGLillo’ el de Cármenes, el fundador de los ‘Filósofos de lo rural sin obra publicada’ no habría podido ni dar a conocer sus ocurrencias. Así que nos presentamos allí los cuatro.

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