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No somos mejores

28/06/2020
 Actualizado a 28/06/2020
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El coronavirus, que todavía sigue presente aunque estemos en la denominada ‘nueva normalidad’, no nos ha hecho mejores personas. Sinceramente, no esperaba que de esta crisis sanitaria y económica saliéramos como hermanitos de la caridad, pero tenía cierta esperanza en que todos fuéramos un poco más agradecidos y respetuosos con el resto, especialmente con aquellos que han puesto en riesgo sus vidas por salvar las nuestras.

Los aplausos estaban muy bien y eran totalmente merecidos, pero se quedan en el aire, nunca mejor dicho, si no se llevan a la práctica a través de la educación y el respeto. A pesar de que estemos en la nueva normalidad, el coronavirus sigue en España, por lo que es totalmente lógico que los centros médicos no tengan la totalidad de su capacidad operativa y que haya más demoras que antes, así que no comprender eso es de tener menos luces que un barco de contrabando. Y si, además, decides insultar a los profesionales sanitarios por ese motivo, permítame que te diga que eres un maleducado, por no elegir otra palabra.

Asimismo, considero que no puede ser tan difícil seguir sus recomendaciones, ya que no hay muchas y son sencillas de cumplir. Sé que no es muy agradable llevar una mascarilla puesta con 38 grados y, a sabiendas de que está mal, reconozco que también me la bajo si voy por una calle en la que no hay absolutamente nadie. Sin embargo, cada vez es más frecuente encontrarse a gente caminando por concurridas avenidas con la cara al descubierto y la mascarilla en mano como si nada hubiera sucedido estos meses atrás y, actualmente, siga ocurriendo. Y esta gente que no aguanta ni dos minutos con la mascarilla puesta sin quejarse es la misma que ahora critica a quienes han tenido que llevarla, junto con muchos más equipos de protección, durante eternas, duras y estresantes jornadas laborales para que la afección fuera la menor posible.

Sin duda alguna, el coronavirus no solo no nos ha hecho mejores personas, sino que, además, ha intensificado el egoísmo y la hipocresía de muchos, que siguen creyendo tener la verdad y la razón absoluta y que no son capaces de mantener la boca cerrada, ya sea con o sin mascarilla.

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