Nos parece inaudito que haya todavía personas que digan que la tierra es plana, pero igual de incomprensible es que haya gente que defienda que la cultura de la cancelación no existe. Karla Sofía Gascón es la última en escribir su nombre en esa interminable lista de personas que son canceladas por una opinión o comentario más o menos desafortunado. El caso de la protagonista de la película ‘Emilia Pérez’ nos permite reflexionar sobre muy variados aspectos de la sociedad actual en la que sobrevivimos.
La primera lección que nos enseña esta polémica es lo efímera y caprichosa que es la fama. Un puñado de caracteres en un perfil en redes sociales te hace descender al instante del cielo glamuroso al más inhumano infierno. La incógnita es quién o quiénes deciden cuales son las opiniones malditas que condenan a alguien al ostracismo. Asimismo, también me surge la duda sobre quién apunta las directrices que determinan si unas disculpas públicas son suficientes o no para librarse de la quema.
Otra de las enseñanzas que nos regala este hecho es la equivocación de algunos de colocar etiquetas o estigmatizar a alguien con un estereotipo negativo basándose en sus ideas políticas, color de piel o identidad sexual, por señalar algunos aspectos. Por mucho que a más de uno le duela, porque se les desmonta su castillo de naipes ideológico, tener una tendencia política concreta, ser transexual o negro no te exime de que puedas ser machista, islamófobo o racista. A las pruebas o, mejor dicho, a la hemeroteca me remito.
Un aspecto también a estudiar es la peligrosa manía de idealizar a ciertas personas, negándoles la posibilidad de equivocarse. Lo que no puede ser es que se encumbre a alguien hasta la exageración, dotándole de cualidades casi divinas, para posteriormente nombrarle persona non grata tras un error más o menos sonado. El ser humano es imperfecto por naturaleza, pero nos empeñamos en olvidarlo.
Por último, cada vez que ocurre un caso como el de Karla Sofía Gascón siempre me pregunto si las creaciones artísticas de un actor, escritor, pintor o músico deben valorarse exclusivamente por la calidad de éstas o sus hechos u opiniones sobre ciertos temas despojan de todo valor a sus aportaciones culturales. Y si tenemos que juzgarlo como un todo, vuelvo a la misma pregunta que me hacía anteriormente. ¿Quién decide y bajo qué criterios lo que es inaceptable y, por lo tanto, te condene a ser cancelado y paralelamente tu trabajo artístico pierda su valor real?
Lo acontecido con la actriz protagonista de ‘Emilia Pérez’ nos deja muchas dudas y una certeza, su historia da para una película.