18/08/2024
 Actualizado a 18/08/2024
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Las medallas son lo más excelso de los Juegos Olímpicos. Haciendo un poco de filología, la medalla es también denominada «presea», etimológicamente derivada del latín praesidium «tutela», «guardia», «escolta», que en época medieval adquirió el valor de «bien de un señor custodiado por un vasallo».

La entrega de medallas en los podios a primeros (oro), segundos (plata) y terceros (bronce) es arbitrario y relativamente reciente. De hecho, en los primeros Juegos Olímpicos solo se condecoraban a los dos primeros con plata y cobre. Lo de premiar a los tres primeros se instauró en San Luis en 1904. Fue entonces cuando se impuso la secuencia de oro, plata y bronce. Desde entonces estas preseas no han sufrido cambios. Para aliviar el disgusto de quedar sin medalla en cuarto lugar se ha inventado socarronamente la «medalla de chocolate». Hay una excepción en los deportes de combate al otorgarse cuatro medallas, dos de bronce a cada semifinalista. Fuera del medallero tripartito, en 1949 el Comité Olímpico Internacional estableció un premio simbólico, diploma o certificado en papel para los atletas que ocupasen el cuarto, quinto y sexto lugar. Posteriormente, en 1981, se aumentó el número para los que ocupasen el séptimo y octavo puesto en sus respectivas pruebas. 

Desde una panorámica general, hago hincapié en la disparidad a la hora de contabilizar las medallas conseguidas por cada país y su respectivo número de habitantes en los recientes JJ.OO de París. La explicación nos la dan razones culturales, económicas y políticas. El caso más sobresaliente es el de contrastar las medallas conseguidas por dos países asiáticos: India y China. Ambas naciones superan los mil cuatrocientos millones de habitantes. Mientras la primera ha obtenido la ridícula cantidad de 6 medallas (ninguna de oro) la segunda ha obtenido 91 (40-27-24). A ello hay que añadir que China ha sido la segunda en el medallero detrás de Estados Unidos que, con 333 millones de habitantes, ha conseguido 127 (41-44-42). Otro resultado destacado de medallas es el conseguido por Uzbekistán (36 millones de habitantes), con 8 medallas de oro, 2 de plata y tres de bronce, la mayoría conseguidas en boxeo y judo. 

España acarreó 18 medallas: 5 de oro, 4 de plata, 9 de bronce; y 51 diplomas. Para unos, aceptable; para otros, deficiente. Por oros, quinceavo del total de países competidores. Si nos centramos en Europa, aunque los supere en población, España ha quedado en número de medallas por debajo de Países Bajos (33) y de Hungría (20). Sin embargo, los hispanos han destacado en logros por equipos (oro en fútbol masculino y waterpolo femenino, bronce en balonmano masculino y en doble de tenis femenino). El mayor éxito de España ha sido en atletismo. Oro, plata y bronce lo han obtenido los marchistas María Pérez y Álvaro Martín; y Jordan Díaz el oro en triple salto masculino. 

El infortunio estuvo en aquella fatídica mañana de oros perdidos. En bádminton. Carolina Marín se lesionó gravemente en semifinal prácticamente ganada. El golfista Jon Rahm acabó en un quinto puesto, siendo primero en la última jornada con cuatro hoyos de ventaja sobre sus rivales perseguidores. Y el joven Carlos Alcaraz cayó en tenis ante un veterano extramotivado Djocovic a quien seguro le hubiera dado un pampurrio de no haberlo conseguido.

 

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