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Noticias falsas, ‘fake news’

26/03/2019
 Actualizado a 18/09/2019
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La vida social actual se caracteriza por estar activo en una red social al uso y ser conocido por muchos usuarios de la misma, sin mayor relación que un mero comentario, una frase graciosa o acertada o la fotografía de los acontecimientos personales. Un escaparate o ventana a los demás sin que haya garantía de seriedad y respeto, aunque sí mucha dosis de atrevimiento, falta de intimidad y, a veces, descalificaciones sin cuento.

La intercomunicación que se produjo en los primeros albores de internet, ‘messenger’, foros, ‘skype’, etc. se ha ido transformando en un muro de anonimato para desarrollar todas una serie de improperios, insultos y ataques verbales, además de ofrecer un vivero de insidias que provocan convocatorias escandalosas y actuaciones vergonzosas.

Siendo esto grave, nos ha llegado el paraíso de las ‘fake news’, expresión anglosajona tan al uso y que da paso a la muestra de la estulticia hispana por repetir como papagayos lo que la pérfida Albión vomita constantemente hacia el mundo y al que trata de colonizar verdaderamente, y no al uso de los ingenuos españoles que maltratan el idioma propio y se inclinan ante tanto ‘palabro’ técnico sin hacer el esfuerzo de buscarle su homónimo traducido e incluso mostrarnos los alaridos de la música copiada para regocijo de los sajones.

Así que tenemos para colmo la invasión de las noticias falsas tan de moda que siembran nuestra sociedad de informaciones demenciales, descalificadoras, irritantes, interesadas y llenas de espectáculo manipulador de los gobiernos influyentes y de los todopoderosos financieros ricachones que manejan todo a su gusto valiéndose de la política corrupta.

Todo ello se refleja en la actuación de las plataformas televisivas, la financiación de los flujos migratorios, de las oenegés falsas, de los partidos políticos que se venden y una larga enumeración de acciones que sonrojan al más pintado y usan la ingenuidad de la mayoría.

En este sentido, las primeras noticias falsas que se conocen en el mundo parten de los relatos desmemoriados, mentirosos y manipulados por los servicios diplomáticos y primeros atisbos de la inteligencia de los ingleses, franceses y alemanes que no desean que España mantenga su poderío en el mundo conocido y que cuentan con los primeros falsarios en el interior de nuestro país dando lugar a lo que se ha llamado la Leyenda Negra y que, afortunadamente en los tiempos que corren, hay muchas voces y plumas que se alzan para rebatir a los vendepatrias que traicionan a España cuya política y actuación en el mundo fue eficaz, incluso por encima de los los sajones, francos y germanos, así como holandeses, que practicaban la piratería para quedarse con lo ajeno.

La Leyenda Negra tejió un retablo de indignidades, mentiras y calumnias sufragadas desde el interior de nuestro territorio por los enemigos de siempre y desde el exterior por las naciones envidiosas del prestigio español y del éxito de sus descubrimientos.

El grado de tontuna prevalece actualmente y si no contemplemos la actuación del gobierno actual, ofreciendo un espectáculo lamentable de falsedad ante todo lo que se refiere a la guerra civil española como si los servicios soviéticos de la época tuvieran carta de naturaleza con total impunidad y alevosía para lavar los cerebros de los españoles. No hay nada más que seguir de cerca la política en Cataluña para darse cuenta de que la Ley y el Orden están de vacaciones y que no hay comparación posible con las decisiones tomadas por los responsables de la II Segunda República Española que tuvieron más coraje que todos los dirigentes actuales para solucionar un problema que se enquista cada vez y que, precisamente, su arma preferida es la mentira.

Las mentiras noticiosas tienen un exceso de producción en el predio catalán y desde Waterloo, los belgas siempre al acecho, que hace sonrojar al más pintado.

La Leyenda Negra es el máximo exponente de la sajona denominación de las ‘fake news’, pero la palma se la llevan actualmente los que pretenden iniciar otra Leyenda insidiosa y que procede de aquellos que más beneficio reciben del resto de España.

Por esta causa es necesario como ciudadanos responsables ser muy cuidadosos con la avalancha de informaciones que se reciben, procesarlas, compararlas, reposarlas y tener cuidado de no adquirir el síndrome del ciudadano convulsivo que reacciona con una violencia verbal exacerbada y sin meditar sus ideas.

Algo así como tomar nota del espectáculo lamentable que ofrecen algunos contertulios en la televisión cuando se quieren imponer con sus informaciones, blandiendo sus teléfonos y tabletas, prestando poca atención al oponente y con violencia verbal.

Como no se tome otro rumbo será verdad aquello de que la selva será un verdadero refugio ante tanto inepto.
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