17/08/2023
 Actualizado a 17/08/2023
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Hay pocas cosas más desagradables que venga a saludarte un tipo al que ves una vez al año, (normalmente en verano y por las fiestas del poblado), y te diga, con toda su pachorra: «¡joder Vicente, (o Torro si es de cierta confianza), has engordado un huevo!». Te quedas, entonces, con cara de tonto, asombrado de su desfachatez, de su verborrea, de su descaro... Te dan ganas de contestarle que se vaya a tomar por el culo o de que se mire en el espejo. Te dan ganas, en fin, de decir aquello de «habló de puta ‘la tacones’». Normalmente, a estas edades que nos gastamos, lo mejor es no decir de pio de los estragos que hace el tiempo en cada uno de nosotros, porque, a poco de busques, encuentras desbarajustes en el que tienes enfrente y no es cuestión airearlos en público ni en privado. Todos ellos son peajes que te hace pagar la vida y lo mejor es admitirlos sin más, como si fuesen, (que lo son), la cosa más natural del mundo. Con uno siempre se meten con lo de la obesidad..., cuando lo cierto y verdad es que estoy gordo por los nervios y en mi afán de no tomar la pastilla por la mañana, (la que te calma la ansiedad y te hace mirar al mundo con cierta benevolencia y no con odio), pues como y bebo más, seguramente, de lo debido y así me va. Que conste que estoy muy orgulloso de los kilos de más que tengo, (tampoco tantos), porque buen dinero me han costado; pero me fastidia que un palurdo acomplejado y mal follado se permita el lujo de recordármelo.

Largar por la boca, y siempre faltando, es uno de los deportes nacionales de este país nuestro. Nos encanta criticar a todo y a todos, porque, como dice el otro, «critica que algo queda». Expertos en la materia son los putos políticos que ejercen tal vicio con una dedicación conmovedora. El ‘otro’ siempre es un desalmado, un ladrón, un come-pollas, un pringado o un extremista... Jesús de Nazaret, que algo a influido en la historia de la humanidad, dijo aquello de «quién esté libre de pecado, que tire la primera piedra». Y para dar ejemplo de tolerancia y de integración, se lió con una señora un poco puta.

Y aunque es cierto que el cotilleo, como costumbre y cuasi religión, es tan antiguo como el hombre, también lo es que antes, en su nacimiento, se ejercía en un círculo reducido, como mucho tan grande como una tribu. Por desgracia ahora, con los adelantos y eso, un chismorreo, bueno o malo, da lo mismo, que nace en Valverde de la Sierra, pongo por caso lejano y perdido en el paraíso, se puede conocer en Nueva Zelanda a los cinco minutos de producirse, con lo que implica esta suerte de globalización. A uno le molestaría aún más de lo normal que un comentario sobre su panza fuese motivo de chanza por parte de una pareja de descerebrados que vivan en Christchuch; pero es lo que hay y no me podré quejar; es lo que ocurre en el mundo, a todas horas y en cualquier lugar. La última, o una de las ultimísimas, de twitter, es que en San Mamés, el feudo dónde juega el Athletic de Bilbao, se reza un Padrenuestro antes de empezar el partido. No sé, a ciencia cierta, si es verdad o es una bola, pero que la gente se tire discutiendo horas y horas sobre este ‘problemón’, es descorazonador y no tiene ni un pase. Lo mismito que el comentario del zampabollos que me llamó gordo sin mirarse antes al espejo.

Los gordos o los entrados en kilos, como prefiráis llamarnos, solemos ser buena gente, tranquilos más allá de lo normal, gente que ve pasar la vida con una aptitud un poco cínica y bien humorada, que no desdeña el trabajo y la inventiva. Sin ir más lejos, a un gordo berciano le ha tocado la lotería esta semana pasada, puesto que él es enólogo y la mejor y más prestigiosa guía de vinos del mundo ha calificado a uno de sus vinos con un 100 sobre 100. Es la segunda vez que pasa con un vino del Bierzo y es, sin duda alguna, un acontecimiento. Raúl, que así se llama el elemento, es, sobre todo una buena persona, cosa que le viene de familia. Además, es un alquimista del vino, una especie de mago que descubrió, en su juventud, el elixir capaz de convertir en oro todo lo que toca. Su familia, que se dedica a esto de dar placer por el paladar desde hace muchos años, siempre elaboró caldos estupendos, pero él ha logrado llevarlos a otra dimensión. No lo conozco mucho, pero tenemos amigos comunes, (Roberto el de Perandones y Sergio Satán el de Villafranca), y siempre hablaron, y no pararon nunca, maravillas de Raúl. Me alegro mucho por él y por su familia: se merecen todo lo bueno que les pase en la vida y esto que les acaba de ocurrir es lo máximo a lo que se puede aspirar en su mundo. El Bierzo, en general, merece el máximo reconocimiento en este asunto de la viticultura y se le está comenzando a dar; no en vano, los entendidos, lo llaman ‘la Borgoña española’, que es la hostia.

Pues los dos máximos responsables de esto han sido dos chavales a los que, como a un servidor, le sobran varios kilogramos de grasa en su ya no tan esbelto cuerpo. Uno es el citado Raúl; el otro se llama Ricardo y en sus bodegas se elabora otro vino mítico: ‘la Faraona’.

Salud y anarquía.

 

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