El Día del Orgullo por poco le pilla a Santiago Abascal en León. El orgullo LGTBI era una actividad reivindicativa necesaria antes de su partido; ahora es más imperiosa aún. Ese es un tanto que puede apuntarse ‘Santi’, como le llaman. Santi vino a dar una arenga con sus propios orgullos, que son más jactancias que otra cosa. Hay gente que se siente orgullosa de cosas rarísimas que no tienen nada que ver con ellos o sus méritos: se sienten orgullosos de negar los hechos como si fuera un acto de rebeldía o de historias que hace siglos dejaron de existir y cuya crónica han convertido en un cuento de Calleja o Disney. Incluso, como le pasa a Vox, se sienten orgullosos de países que solo constan en su imaginación o fracasaron hace más de medio siglo. El líder de Vox siente orgullo, además, de cosas vergonzosas: siente orgullo de pretender que la vida de la gente sea peor si llega a gobernar. Se siente orgulloso de sus prejuicios.
Critican a Santiago Abascal que nunca haya trabajado fuera de la política o no haya hecho la mili. No es censurable, por supuesto. Ni siquiera que conozca tan bien los chiringuitos como para afirmar que los quitará y después fomentarlos. Esto es conocido y no importa demasiado. O al menos no debería importar tanto como que su partido intente reducir la libertad de las personas (esa es la ‘libertad’ que pregonan: la de limitar la de otros) o ponga en riesgo el futuro de todos negando avances y conclusiones científicas probadas. Sobre todo debería importar que su partido sea el agujero negro donde se cuelen logros y avances sociales, políticos, culturales e intelectuales de varias generaciones.
Santiago Abascal ha dado su soflama en el Nuevo Recreo Industrial. Quién lo iba a decir, una sociedad recreativa para trabajadores acogiendo a la nueva Fuerza Nueva, una fuerza tan carca. Es curioso cómo se empeñan esas sociedades recreativas en redactar normas y reglamentos para cualquier eventualidad clamando por la convivencia y el respeto en piscinas y salones, por la compostura y los valores en el deporte y la vida en común para luego esto. En fin. Aunque no extraña tanto si uno lee la placa que se mantiene en la fachada del casón de Torreblanca, en las mismas narices del viejo ayuntamiento. Un flagrante incumplimiento de la ley, de una de esas leyes que parece estar ahí de adorno, que nadie se acaba de creer del todo. Del remoloneo en cumplirlas vienen estos lodos. El relieve escrito en piedra, después de recordar al dueño de la casa, Pedro Balanzátegui, general carlista, se detiene en el ‘honor’ de «los requetés leoneses caídos en nuestra guerra de liberación y en el de los demás mártires de la tradición española. León, marzo de 1963». Y el problema ya no es tanto por qué el Nuevo Recreo Industrial no la ha retirado o ha cambiado el contenido de esa bochornosa lápida, sino que, en su sede, ‘Santi’ pudo firmar la misma frase este jueves, 29 de junio de 2023.
Orgullo y prejuicios
02/07/2023
Actualizado a
02/07/2023
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