Secundino Llorente

Otra vuelta de tuerca a la PAU única: más de lo mismo

13/03/2025
 Actualizado a 13/03/2025
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El 27 de febrero de 2025, la Comisión Ejecutiva de la Sectorial de Asuntos Estudiantiles de la Conferencia de Rectores (CRUE) informó que se ha iniciado un trabajo conjunto que involucra a más de 550 especialistas en el marco «del proceso de armonización de las materias de las Pruebas de Acceso a la Universidad (PAU)». El objetivo es «alcanzar el máximo consenso y garantizar una mayor equidad en las pruebas de ‘2026’ en todo el territorio nacional, respetando al mismo tiempo las particularidades de cada comunidad autónoma». Para ello, se han formado comisiones estatales de materia, especialistas de cada disciplina y distrito universitario, que elaborarán una propuesta «única y consensuada» para las PAU de 2026. Según los rectores, se establecerán «bloques de saberes básicos comunes, los criterios de evaluación específicos y su valoración». Se aplicarán «criterios de coherencia, cohesión, corrección gramatical, léxica, ortográfica y de presentación». Todo ello para nada, porque seguimos perdiendo el tiempo y ‘mareando la perdiz’. Se trata de disfrazar y camuflar la PAU de 2026 para que parezca una Prueba Única, pero sin ser una Prueba Única. ¿A quién pretenden engañar? Todo va a seguir igual. En las pruebas de 2027 se volverán a necesitar reformas y retoques. El tiempo seguirá pasando sin tener en cuenta la injusticia que sufren nuestros alumnos al entrar en la universidad. Sólo se solucionará el problema definitivamente con un examen único nacional, pero parece imposible que, en Ondárroa, en Palafrugell y en Astorga, tengan el mismo examen de la PAU. Ya llevamos cinco años haciendo piruetas y malabares para lograr un examen que sea lo más parecido, pero que no sea único para toda España. Esa es la razón de que cada semana tengan una ocurrencia nueva. Son muchas las reformas que se han hecho desde la aprobación de la Lomloe. Ahora hemos conocido un intento más. No será el último porque seguirán gastando tiempo y dinero –somos ricos, 550 especialistas– en algo que se soluciona gratis y para siempre, como ocurre con los exámenes MIR o como se está gestionando la entrada en la universidad en toda Europa. Los rectores son conscientes de que están cometiendo un atropello e injusticia con los alumnos, en un momento crucial de su vida, al entrar en la universidad y escoger la carrera preferida. Todos estos arreglos de la prueba demuestran que no tienen la conciencia tranquila porque se dan cuenta de la inmoralidad que se está cometiendo con miles de jóvenes a los 18 años. Llevamos muchos años haciéndoles trampas a los alumnos, no sólo este gobierno, sino todos los gobiernos anteriores, porque no han tenido coraje y agallas de enfrentarse a las comunidades autónomas y cortar por lo sano, imponiendo una selectividad única. Los que vivimos en el mundo de la enseñanza sabemos que, aunque sea legal, no deja de ser una trampa. Me gustaría que los lectores vean claramente que la clave de esta injusticia está en el ‘distrito único’. Voy a poner un ejemplo muy fácil para que lo entiendan hasta en mi pueblo: Cataluña, País Vasco y Castilla y León necesitan cubrir 60 plazas de bomberos, 20 por comunidad. Cada una redactó las condiciones de la prueba que consistía en trepar una cuerda de diez metros. Castilla y León valoró cada metro ascendido con 1 punto. País Vasco concedía 1.5 puntos por metro logrado y Cataluña daba 2 puntos por cada metro de ascenso. Todos los opositores salieron de la prueba con una nota, de acuerdo con los metros ascendidos y la comunidad en la que competían. Pedro González de Astorga ascendió toda la cuerda y consiguió un 10, fue el mejor de Castilla y León. Kepa Zunzunegui de Ondárroa trepó siete metros de cuerda y consiguió un 10.50, en lista del País Vasco. Pere Junqueras sólo subió 6 metros, pero consiguió 12 puntos en Cataluña. Lo lógico sería que esas notas sirvieran ‘sólo’ para cada una de las comunidades que participaban, pero no fue así y apareció el dichoso ‘distrito único’ que permitía a cada uno, con las notas sacadas de su comunidad, presentarse a las otras dos. De ese modo, Pedro González, que había sido el mejor en su comunidad, perdió el puesto de privilegio para cedérselo a los otros dos. Algo similar ocurre con las ‘notas de corte’ a la hora de repartir las plazas en el distrito único universitario. Un auténtico robo legalizado.

El último retoque presentado podría resumirse en cinco puntos: 1º No habrá una prueba única. 2º. Las universidades trabajan en una nueva selectividad más homogénea para 2026. 3º. La propuesta, que se presentará antes de mayo, busca unificar criterios de evaluación en todo el territorio nacional. 4º. Cada distrito universitario se encarga de coordinar dos materias en el proceso de armonización. 5º. Se busca que la prueba mantenga su carácter equitativo sin perder las especificidades propias de cada comunidad autónoma.

El resultado de esta nueva ‘intentona’ lo conoceremos en mayo. ¡Pocas ilusiones! Mientras no consigamos la Prueba Única, todo será «más de lo mismo y pérdida de tiempo y dinero».

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