Alfredo Fuertes 3

Otro punto de vista

20/01/2025
 Actualizado a 20/01/2025
Guardar

Cuando ya has vivido muchos años y empiezas a hacer balance de tu vida, dando vueltas a tu cabeza, por alguna razón llegas a pensar en los ex…, ex en todos los sentidos. Me explico. A veces, echando la vista atrás, te preguntas dónde se habrá quedado y qué habrá sido de tanta gente, ¡tantos!, ex amigos, ex compañeros de estudios, ex vecinos, ex amores, ex compañeros de trabajo con los que has compartido, con unos más que con otros, el pan, la sal y la tortilla, y ex familia, sí, aunque parezca imposible, pero hete aquí que por un quítame allá esas pajas o por pura y simple dejadez todo se va al garete. ¿No será, pregunto, que hay mucha gente que pasa a nuestro lado y que cuando llegue lo que llegue se van? ¿Son amores y amistades pasajeros?

Lo cierto y verdad es que también recuperas o se incorporan a tu vida nuevas personas, muchas, y hasta hay algunas con las que, en principio, no pensabas recorrer ni tan solo un palmo, pero siguen a tu lado y en tu camino al andar… que decía el poeta.

Pero qué bonito es encontrarse o hablar con esos amigos de ayer, de hoy y de siempre, ¡los de verdad!, esos que por más que no los veas y que pase el tiempo siguen estando ahí, incluso ver a sus hijos te llena de orgullo y satisfacción… que decía un tipo de cuyo nombre no quiero ni acordarme.

Y respecto de los ex, en general, ¡de todos los ex!, pues debemos hacer un ejercicio de contrición, cuando no de funambulismo, para mandarles mucho ánimo y saludos cordiales, aunque se hayan ido por donde hayan ido y por los motivos que fueren, sí, inclusive si nos dejaron con un simple escrito en un pósit, pegado a la encimera de la cocina, con un hiperbólico exabrupto: ¡Y riega las plantas!, para decirles que tan solo somos hojas movidas por el viento. Es muy cierto: «Un grave y craso error es arruinar el presente recordando un pasado que nunca volverá». Salud.

Lo más leído