21/06/2024
 Actualizado a 21/06/2024
Guardar

Os contaré algo que sucedió entonces: Mi madre enfermó cuando yo tenía seis o siete años: CÁNCER. Durante muchos años escuchar esa palabra me provocaba instantáneamente dolor de cabeza. Cuántos reportajes y entrevistas he leído sobre las enfermas de cáncer. Sus cabezas pelonas. Las pelucas. La quimio. Las ganas de luchar. 

«Ganas de luchar». Esas frases: «El cáncer se convertirá en una enfermedad crónica». «Hay que perderle el miedo al cáncer». 

Y salían esas mujeres con rostros de piel grisácea, sin cejas, sin expresión (siempre mujeres, no sé por qué). Y yo sabía que iban a vivir poco. Que la llama de su vida era ya una lucecita titilante. Como la de mi madre.

La muerte es una palabra que no se pronuncia delante de los niños. Al principio yo desconocía qué enfermedad tenía mi madre. Papá decía: la ciática la está matando. ¿Ciática? Un dolor terrible en un nervio de la pierna, eso decía papá. 

La ciática la está matando. Tiene que relajarse, no la molestéis. 

Parecía una forma de hablar. Ya sabéis, esto me está matando; esta pierna me está matando.

Pero no. La verdad es que se estaba muriendo realmente y delante de nuestros ojos.

Mi madre murió de cáncer a los 37 años, yo tenía 13 años.

Os contaré algo que sucede ahora:

Me nombran madrina de la XVII Marcha Popular de la Esperanza contra el cáncer en La Bañeza. Cuando me lo piden, se me encoje el corazón. Pienso en mamá tumbada en el sofá, pienso en quimioterapia, tristeza, dolor. Cuando me lo piden, por un segundo, pasa por mi mente decir no. No quiero saber nada del cáncer. 

Después digo sí. Y no me arrepiento. He visto que no hay que tenerle miedo al cáncer. He visto que el cáncer se está convirtiendo en una enfermedad crónica. He visto la generosidad de un pueblo y sus comarcas. He visto a casi 3.000 personas vestidas de verde inundando calles, carreteras, las riberas del Tuerto. He visto que se ha recaudado dinero, dinero para la investigación y las campañas de prevención. ¿Cuánto se ha recaudado? 54.321 euros. Eso es mucho para una población de 10.000 habitantes. Mucho esfuerzo, mucho amor. He visto que juntos, podemos. He visto que si esto hubiera existido, esa conciencia sobre el cáncer, cuando mi madre enfermó, quizá ahora estaría aún entre nosotros. Y no digo que no lo esté, de alguna manera, para mí lo está: esto ha sido un homenaje a mi madre y a todas las madres y padres y hermanos y hermanas e hijos e hijas que hemos perdido con esta enfermedad. Porque todos hemos perdido a alguien a causa del cáncer y todos estamos luchando para que no vuelva a suceder. 

Lo más leído