Amigos, amigas, cuando se ha ultimado septiembre sus bocanadas o estertores, recién despertada la cruel furia de un volcán arrojando sin cesar ríos de piedra, lava, fuego o ceniza en la isla de La Palma, conocida ya por el volcán de Cumbre Vieja, concisa y esencialmente lo traemos a este acto, para rogar a Dios que medie entre la naturaleza y los seres humanos con su pesado, insoportable, en ocasiones, deambular desconocido sin que se destruyan más casas, haciendas, flora, fauna y demás, desapareciendo el dolor, cicatrizando las heridas más profundas sin desertar nunca la luz. Eso junto con una esperanza luminosa permanente cuando antes tras la pared de unos ojos cubiertos siempre por el lodo más una desolación inefable similar a aquella inmisericorde sembradora de noche, noche, noche, noche incluso en el espacio del amor. Sea.
Y salvada, conforme es nuestro deber, esta evocación plena de fratría me pregunto cómo hacer, cómo comenzar, qué decir de Isabel y Mateo, o lo que es igual, de la mujer que en un pasado lontano nació en la muy cercana Veguellina de Órbigo, donde su madre, Isabel Crispín, da nombre a una plaza, plaza como reconocimiento que este pueblo conciliador de pájaros y salgueras a orillas del Órbigo le otorgó, agradecido, por su buen, abundante, óptimo hacer desde la academia docente a ella debida. Lo mismo, reitero, me pregunto referente a Mateo nacido en su lugar más distante al leonés, como es el salmantino Macotera. Sí, me pregunto cómo hacerlo de estos dos amigos procedentes de la enseñanza que nos reúnen hoy aquí para festejar con ellos sus bodas de oro, a quienes conocí, en el caso de Isabel en el instituto Legio Séptima conduciendo algunas asignaturas ambas y en el de Mateo después, bastantes años después mediante su intervención. Más en el caso de nuestros también queridos Pablo y Enio, sobran los dedos de una mano para contar el tiempo con ellos convivido. No obstante, como nunca es tarde si la dicha es buena y en este caso lo fue (el crucero al polo norte me sirve de testigo) aquí me tenéis buscando las palabras terne, las palabras pan que reflejen el hacer, el vivir, o mejor, convivir que Dios nos regaló al salir a nuestro encuentro. Así que me lanzo y cuento casi todo lo que me pase por mi magín, sin permitirle que me traicione. Por ello si veis que en algún momento merodea la traición en el relato avisadme.
Ah, para aquellos desconocedores, sabed: en cada viaje a otros países concluido éste Isa, a la velocidad del rayo, confecciona unos vídeos chulísimos, en tanto quien os habla construye artículos posteriormente sometidos a la opinión ajena los cuales saldrán publicados pronto en el libro Viajes Necesarios. Ah, en caso del nacido en Macotera no procede olvidar la línea de calzado creada por él durante el flamante viaje a Islandia. ¿Recuerdas Mateo la chancla de baño en el pie izquierdo y el playero deportivo en el derecho? ¡Cuánta broma! ¡Cuánta hilaridad! Sucedió en la comida y como quiera que todos le estábamos pegando con ganas al ñan ñan casi nadie se percató. Eso sí, abroncaste un poco, sólo un poco a Isabel por la graciosa delación («Y tú, Isabel, ¿por qué dices nada?»).
Amigos, amigas una voz interior me llama la atención. Debo finalizar ya. No hago más relato. Suficiente, ¿verdad Isabel, Mateo, Pablo, Enio?
¡Hasta siempre! Conmigo vais.
Palabras para Isabel y Mateo
01/10/2021
Actualizado a
01/10/2021
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