Las paponas de Minerva

20/03/2025
 Actualizado a 20/03/2025
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«Mira papá, ese también es papón», decía ayer un niño ilusionado al ver a otro, amigo suyo a buen seguro, cuando regresaba del colegio a las cinco de la tarde. Papón el padre, papón el hijo, papón el amigo. Me quedé pensando, ¿lo será la madre? El día del padre, que ayer celebraban las cofradías en Instagram con tiernas imágenes de paponines de la mano de los braceros, invita a celebrar y agradecer aquello tan manido de que el padre enseña la tradición al hijo para que esta perdure. Efectivamente así ocurre en las penitenciales masculinas y así ha sido durante siglos, si bien hay muchas otras realidades familiares y personales que llevan a los leoneses a ponerse un capillo y un cíngulo. 

Hubo quien decidió hace un tiempo abrirse a la igualdad y compró tela suficiente para que cupiesen también las mujeres y hay quien no lo ha hecho aún, argumentando, con legitimidad al fin y al cabo, que no dejan de ser una asociación privada y que los estatutos dicen lo que dicen. Y ahí están ‘las Marías’ para poner el contrapeso. Sin embargo, hay una oportunidad de que se alcance la paridad en una cofradía más y que los niños de Minerva puedan decir el año que viene, «mira papá, esa también es papona y sale conmigo delante de la Amargura». La junta de seises que encabeza Alejandro García ha dado esta semana un paso valiente y crucial para que así sea, al anunciar que serán los hermanos los que decidan en mayo si cambian las normas de la cofradía para acabar de una vez con el trato diferenciado –y sin lugar a dudas machista–, con unas hermanas que, a día de hoy pueden salir con tacones y mantilla, pero no con corbata, ni tocando una trompeta, ni pujando un paso. El lío de túnicas derivó hace ya una década en el final de una de las bandas de cornetas y tambores con mayor tirón de la Semana Santa leonesa y, más tarde, crecieron los temores al ver en caída almohadillas y cuentas corrientes. Y esto es lo que han criticado algunos hermanos y hermanas y cofrades de León, que «realmente lo hacen por necesidad». Sea como sea, el gesto de la junta de seises de Minerva es digno de alabar y pondrá la pelota sobre el tejado común de los mil hermanos y las cien hermanas para que decidan si llega la igualdad bajo las andas de su sagrado patrimonio. 

Serán dignos de ver los argumentos a un lado y al otro que se lancen en la asamblea que la cofradía celebrará en mayo. Una hermandad cuyo nombre hace referencia a la diosa romana de la guerra y en la que a buen seguro han tenido alguna que otra ‘Mulán cofrade’ durante todo este tiempo, con pelos recogidos y zapato plano, que ha entrado en alguna vara cuando todos estaban tapados. Ni se confirma, ni se desmiente. Claro está que, a ojos de todos, las únicas mujeres que han pujado con Minerva fueron militares y en una extraordinaria. 

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