La volatilidad campea por sus anchas. Es una época de incertidumbre no apta para cardiacos, como hemos comprobado con las cotizaciones de los bancos. ¿Qué les digo a mis clientes en estas situaciones?
En primer lugar, el valor de la gestión activa. Investigar bien a las empresas, bien por parte del inversor o delegarlo en un profesional que le dedique las 24 horas. Conociéndolas, se sabe si están caras o baratas y qué potencial de futuro tienen.
Hay que analizar con perspectiva los retrocesos del mercado. Las caídas son algo natural, nada extraordinario. Si miramos las cosas con tiempo la renta variable proporciona una rentabilidad anual entre el 8 % y el 11 %. Por eso, si estamos bien invertidos, en empresa de calidad, lo más sensato es invertir aprovechando los precios bajos, oportunidades que da el mercado dos o tres veces al año.
Cuando más tiempo estés invertido la posibilidad de perder dinero se reduce hasta llegar a cero a partir de los 10 años. Con 5 años, la posibilidad es del 0.5 %.
Bien invertidos, lo más aconsejable es mantener la inversión: predecir el momento óptimo de entrada o de salida es imposible; piensen en el largo plazo, no en predecir el mejor momento. Y es que el ir picoteando –ahora compro, ahora vendo– tiene otro defecto: podemos perdernos los mejores días de mercado.
El mayor riesgo que un inversor corre es no mantener una cartera diversificada. Sectores diferentes, ámbitos geográficos, megatendencias, estilos de inversión. Cartera diversificada con un componente de renta variable, de renta fija –pública y privada– y de oro.
No deberíamos invertir un dinero que pudiéramos necesitar en uno o dos años. Pero si la idea es generar patrimonio, no hay duda de que el porcentaje de bolsa debe ser importante. Es el activo más rentable porque estamos invirtiendo en realidades, las empresas, con sus beneficios, sus productos y sus servicios.
Para invertir en bolsa
02/05/2023
Actualizado a
02/05/2023
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