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Paso nivel o ingenio hostelero

21/05/2024
 Actualizado a 21/05/2024
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Hace unos días mientras tomaba un café cortado descafeinado, que es lo que habitualmente suelo tomar, escuché pedir al barman algo a un señor de una edad cercana a la del que esto escribe, que le causó extrañeza cuando el cliente le pidió «un paso a nivel», el joven del bar se quedo perplejo sin saber que era lo que le pedía y que él no había escuchado en el tiempo que llevaba en la profesión. Con gusto y disfrutando con lo que le pidió, y que el joven no conocía, ya que ahora lo que se consume va por otros derroteros abastecidos de bebidas con vitola extranjera que en otros tiempos eran cosas y marcas que solo se veían en las películas o en las incipientes cafeterías, mayormente para impresionar al personal queriendo aparentar que pertenecías a una clase social superior, aunque tuvieras que rascarte el bolsillo por el alto precio que tenía.

Pocos establecimientos de bebidas, excluyendo los lugares de mala nota, o de buena, según como se mirara, donde te exigían tener más de 18 años para entrar a ver actuar a las bailarinas, era un decir, con escasa ropa en unos tiempos en los que las medidas en las prendas de las artistas se medían por centímetros por sometidas a una férrea censura, menos para los que censuraban. Tampoco noto la presencia hoy día, del mal llamado coñac, cuyo nombre como he manifestado en otra ocasión, proviene de una región francesa del mismo nombre, mientras que en España su equivalente es nuestro reconocido ‘brandy’. La bebida, conocida como Paso Nivel en cuestión, que tanto extrañó al pedirla, consistía en servir la mitad con la conocida bebida de cualquier marca elaborada en Jerez, por la familia González Byass y la otra parte con el conocido Anís de las Cadenas, por lo que cualquier cliente con sentido del humor la bautizó, no sin buscar el sentido entre ‘Byass’ (aunque estas fueran con V) y las ‘cadenas’ que impiden el acceso al paso de los trenes.

Como es lógico en cada tiempo o época los usos van cambiando respecto a los anteriores en las modas y en las bebidas sobremanera para inventarse nombres que llamaran la atención, aunque algunos fueran alta graduación. Me viene a la memoria cuando ya pasada la mili, y teníamos permiso para acceder a algunos vicios como eran el fumar delante de tus padres, o tomar determinadas bebidas y que, a nosotros como poco amigos que éramos de sabores secos y fuertes, tomábamos algunas noches domingueras, cuando los sábados o viernes como ahora no tenían tanto protagonismo, un combinado que denominábamos ‘Lumumba’ tomado del nombre de un famoso primer ministro congoleño, Patrice Lumumba derrocado por un golpe de estado promovido por la CIA y Bélgica y posteriormente asesinado, y presente en todos los informativos. Dicha bebida consistía en un batido de chocolate Alycao fabricado en León por la Firma Aly, de gran importancia en la transformación industrial de la leche por los años 60, con Licor 43. Aquello era un cañón de dulce pero la juventud podía con todo. (No creo que eso hoy se siga consumiendo).

En cualquiera caso el consumo masivo por la mayoría de los españoles, cuando jugaban la partida de después de comer echando humo de un ‘faria’ y si era Coruña mejor, seguía siendo el Brandy, aunque le siguieran llamando coñac, sin despreciar el orujo entonces casi relegado a los menos pudientes por su inferior precio la copa y que hoy, si aquellos consumidores vieran como hoy ambas bebidas se dan la mano en su valor pensarían en que ellos tenían razón, porque y una cosas es el precio y otra muy distinta es el valor. 

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