Peligro para el talento

Lo de intentar retener el talento está muy bien, pero estaría mejor si las administraciones que impulsan esas propinas, como la Junta o el Ayuntamiento, también dijeran para qué quieren retener o recuperar ese talento —amén de que lo más apropiado sería tratar de mejorar la condiciones vitales y las oportunidades de los jóvenes de manera integral y en general y no apostar por el regreso de los mejor dotados o más afortunados, que puede resultar incluso discriminatorio—.

Retener el talento ¿para qué? Para exhibir como trofeos de caza, para hinchar rankines interesados, para ponerlo a servicio de los intereses partidistas, para acrecentar las desigualdades que en muchos casos lo han expulsado o para qué. Para que cuando lleven cuatro días pasen a engrosar las bajas de la gran renuncia, la renuncia silenciosa, la generación quemada, la gran dimisión... En un segundo golpe todavía más duro que el primero, el que les obligó a irse, porque en este regreso están presentes todas las esperanzas del «ahora sí», «esta es la buena». Se torna muy gris el panorama, pero elsegundo golpe, cuando la bola de nieve se estampe de nuevo contra el suelo, puede ser el que los aleje definitivamente del lugar donde los querían ‘recuperar’. Un nuevo tortazo que puede venir, una vez regresados, de las empresas y administraciones que se empeñan, tan corporativas ellas, en añadir ejemplos a la Mediocracia de Alain Deneault y encontravenir las enseñanzas de ese gurú del marketing y la informática que fue Steve Jobs: «No tiene sentido contratar a gente inteligente y decirles lo que tienen que hacer. Contratamos a personas inteligentes para que nos digan lo que tenemos que hacer», dijo.

Lamento el pesimismo, pero me resulta inevitable ponerme en lo peor cuando quien anuncia un «ambicioso» plan de retención del talento joven «tras años en los que se les ha enseñado la puerta de salida» es el joven vicepresidente de la Junta.