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Penalti, penaltito, penaltote

07/07/2024
 Actualizado a 07/07/2024
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Aprovecho la coyuntura del actual campeonato de fútbol europeo, a punto ya de dar el último suspiro, para opinar sobre cierta sanción cometida dentro del área de castigo, que se produce en algunos partidos y que recibe el nombre de «penalti». Se trata de una pena máxima contra el equipo infractor, consistente en el lanzamiento del balón desde un punto situado a 11 metros de la portería, en la que el portero no podrá moverse de la línea entre los dos postes hasta que el lanzador golpee el balón; mientras el resto de los jugadores de ambos equipos permanecen expectantes situados fuera del área dispuestos a intervenir por si el balón, rechazado por el portero o los palos de la portería, volviese al terreno de juego.

La palabra inglesa ‘penalty’ tiene su origen en el latín medieval ‘poenalitas’, derivado del sustantivo ‘poena’. La lengua latina había tomado del griego el sustantivo ‘poina’, esto es, ‘pena’, como sinónimo de castigo, significado aún vigente en español y otras lenguas como el francés ‘peine’ o el inglés ‘pein’.

Los penaltis son posiblemente las jugadas más emocionantes de un partido de fútbol. Como en un Wéstern en el que se enfrentan dos pistoleros: uno el ‘jicho’ (leonesismo del ‘bueno’) y otro el ‘malo’, se trata de un duelo entre dos jugadores separados por solo los once metros de distancia. Uno, el lanzador, dispara con la intención de meter el balón dentro de la portería; y el otro, el portero, cancerbero o guardametas, trata de impedirlo, mientras el resto de los jugadores se colocan expectantes a 15 metros del punto de donde se ha de golpear el esférico.

Hagamos historia. El penalti se incorporó al reglamento del fútbol en 1891, el mismo año en que el campo de juego se dividió en dos partes, en tanto que el árbitro, o juez de la contienda, entrara en el campo para desempeñar su labor sancionadora ayudado por los linieres o jueces de línea. Las tandas de penaltis utilizadas para desempatar los partidos (cómo mínimo cinco lanzamientos) son mucho más modernas. Datan por primera vez en una edición de la competición previa a la Liga regular, en el trofeo ‘Ramón de Carranza’, estadio de Cádiz. Antes de 1971 se otorgaba el triunfo, en el caso de empate a goles, mediante sorteo, o dar como vencedor al equipo que mayor número de saques de esquina (corners) hubiera lanzado durante el partido.

Pablo Hernández Coronado fue el autor de la célebre frase «ganar de penalti injusto en el último minuto», que quedó inmortalizada en su brillante obra ‘Las cosas del fútbol’, Madrid, 1955. 

En la actual competición, el reglamento futbolístico relativo a los penaltis provoca juicios de interpretación y es motivo de polémica, pese a contar actualmente con la ayuda de un tecnicismo como el Var. El problema, desde mi humilde punto de vista, es que se castiga como penalti por igual cuando el acto cometido es una mano del defensor despegada del cuerpo dentro del área, aunque sin voluntad de tocar con ella el balón (penaltito); o cuando un jugador defensor, no siendo el portero, coge ostensible y deliberadamente el balón con la mano en el área pequeña para evitar que entre en la portería (penaltote). En mi opinión, lo lógico es que hubiera dos puntos de lanzamiento para diferenciar ambos casos: uno, el ya referido de 11 metros, cuando se comete el aludido primer caso; y otro, el menos grave o discutible, el de la despegada mano involuntaria, lanzando la falta desde un punto fuera del área grande, permitiendo el movimiento del portero.  

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