Desde el miércoles pasado este país, qué digo, ¡el mundo entero!, se ha paralizado porque un árbitro tocapelotas y el VAR anularon un gol de penalti a un chaval del Atlético de Madrid en su enfrentamiento con los del Real Madrid en los octavos de final de la Copa de Europa de toda la vida. No sólo se habla del suceso en los bares o en los periódicos deportivos, que era de esperar; también los juntaletras de relumbrón escriben sobre ello, bajando al barro deportivo, algo impensable en circunstancias normales. Lo molar del asunto es que el otro implicado es el Madrid, que, como el Psoe en lo político, tiene la suerte del campeón..., o no. Porque, para el resto de los mortales, para los que odiamos cordialmente al equipo de Bernabéu y de Florentino, tanto va el cántaro a la fuente que no puedes por menos que pensar que hay algo más que la suerte del campeón, antes mentada.
Los ‘fontaneros’ (esa gente que hace el trabajo sucio en las cloacas del poder), históricamente trabajan para que, tanto el Madrid como el Psoe, siempre salgan limpios de polvo y paja y caigan de pie, sean cual sean las circunstancias. ¡Ya está bien, hombre!, que parece que la lotería siempre les toca a mismos. A título de ejemplo, este mismo año, en San Mamés, Vesga tiró un penalti y le sucedió los mismo que a Julián Álvarez: resbaló, tocó el balón dos veces, entró la pelotita en la portería y fue gol. Nadie dijo ni mu: ni los rivales, ni el refereé, ni él VAR ni la puta que los parió a todos. Encima, te enteras de que fueron dos jugadores del equipo blanco quienes informaron al árbitro de la cuestión: el portero y el delantero centro. ¡Chivatos!, que sois unos chivatos, como el alumno sabelotodo de la escuela que le cuenta al maestro todos los chismes de sus compañeros. Pensaréis (los que no me conocéis), después de lo escrito, que soy un facha peligroso, de la peor calaña.
¡Mira que comparar al Madrid con el Psoe! Pues sí: a poco que tengáis un pelo de imaginación, estaréis de acuerdo. Un partido que se pasó cuarenta años de vacaciones (mientras mandaba el General), y que gracias al dinero de los alemanes, de los suecos y de los yanquis conquistó el poder de una manera apabullante y que, olvidando sus raíces, hace la misma política de la derechona más rancia y carpetovetónica (la reconversión industrial es cosa suya, como ingresar en la Otan y ahora aumentar el gasto militar para defendernos ¿de quién?), y salir indemne, de rositas, como si no hubiesen roto un plato, ¿no es tener la misma suerte o los mismos resortes ocultos del poder que el Real Madrid? Y no me pongo a contar los comportamientos: alquilar putas para las juergas, robar lo inimaginable de los fondos de cohesión de la Unión Europea, etc., etc. ¿Su salida, su justificación? La derechona lo ha hecho antes. El Psoe, para un servidor, es una estafa desde que se inventaron el referéndum sobre la Otan, aquel cuyo lema, repetido hasta la saciedad, era «Otan, de entrada, no» ...; pero sí de salida, porque, gracias a El País, a la SER y a Televisión Española, fue lo que ocurrió.
Desde aquella, los odio tanto como puedo llegar a odiar al Real Madrid, el «equipo del régimen», sea este cual sea. Y, lo peor, es que no hay alternativa, porque el Pp es un engaño y Vox, ¡que te voy a contar! Sánchez, como González y como Zapatero, es el tonto de turno, el instrumento de los que de verdad mandan es este puto país para conseguir que todo siga igual, aun cambiándolo todo. Se conoce que leyeron o vieron el libro y la película del ‘Gatopardo’, obra maestra de la literatura y el cine, lo mires como lo mires. Pero, ya lo dice el refrán, «no hay mal que cien años dure ni cuerpo que lo resista». Lo jodido es pensar quién va a ser su sustituto al mando; es, por supuesto, una pesadilla siquiera imaginarlo. Con lo que uno se convence, cada día más, que votar es una tomadura de pelo, un engañabobos, un dislate. Lástima que las alternativas, Podemos, Sumar, ya no hablo de Vox, sean infinitamente peores que los aparatos del ‘bipartidismo’... Es como el Real Madrid: después de mí, el diluvio. Con estas mimbres, por supuesto, no podemos pensar que el cesto va a salir bien.
Salud y anarquía.