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Pero son buenos hijos

01/12/2017
 Actualizado a 16/09/2019
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La manada llora. La presunta violación grupal a una chica en los Sanfermines ha quedado vista para sentencia y a los cinco acusados les emocionan las palabras de sus abogados. El defensor de tres de ellos cree que sus clientes han sufrido un linchamiento mediático y social, considera que el proceso ha sido una especie de «cacería» contra «unos verdaderos imbéciles, patanes, simples» que en realidad son «buenos hijos».

Metidos en su papel hasta la repugnancia ajena, la defensa rebasa todos los límites de la decencia cuando intenta desviar el juicio hacia la víctima. «No se ve asco, ni dolor, ni sufrimiento» en los 96 segundos que La manada grabó durante unas «relaciones consentidas» de siete minutos, que para ellos son «una película porno».

«No hablé, no grité, no hice nada», declaró la chica, de la que la defensa de La banda critica «su rictus jovial, su falta de aflicción» y hasta «su forma de sentarse».

También hay quienes se indignan porque ven a estos cinco pájaros «indefensos» en un caso para el que aún no hay sentencia. A quienes les molesta que la sociedad se haya echado a la calle para repudiar unos hechos brutales que a los acusados deben de resultarles familiares, teniendo en cuenta que cuatro de estas joyas tiene otra causa pendiente por abusos a una chica inconsciente en Córdoba.

La manada llora. Los cinco acusados se abrazan. Se emocionan cuando sus abogados cargan contra ella y los llaman «patanes, imbéciles, infantiloides». «Pero son buenos hijos». Grandísimos hijos... de qué.
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