jose-luis-gavilanes-web.jpg

El planeta de los -ismos

26/01/2025
 Actualizado a 26/01/2025
Guardar

Uno se pregunta ¿qué va ser de un mundo cada vez más inquietante entronizado por el trumpismo o giro copernicano hacia la derecha más extrema; o el israelismo cada vez más extensivo y genocida; o el putismo reivindicativo?

Siguiendo y en consonancia a lo publicado en su libro ‘La democracia expansiva o como ir superando el capitalismo’, con referencia al capítulo titulado ‘Tres procesos que cambiaron el mundo’, Nicolás Sartorius, abogado, periodista y exmilitante de Izquierda Unida, expone que, al mismo tiempo que el Tío Sam consolidaba su hegemonía a nivel global como resultado de las sucesivas guerras, se desarrollaban otros tres fenómenos que incidirían y moldearían la historia: 1) La creación del Estado de bienestar y la paulatina unificación de Europa occidental. 2) La descolonización de los países sometidos a las potencias europeas en África, Asia y Oceanía, 3) El lento, tortuoso, pero imparable resurgir de China como gran potencia.

A partir de los años cincuenta y hasta mediados del setenta del pasado siglo se produjeron grandes avances sociales, al menos en la Europa Occidental. En España un tanto retrasados por treinta y seis años de férrea dictadura. La derrota del nazifascismo, el temor al avance del comunismo y la fuerza de los sindicatos y los partidos de izquierda lograron una serie de conquistas que configuraron un auténtico salto civilizatorio sin parangón en el resto del mundo. Fue la época en que se consiguió una sanidad y una educación universales y gratuitas, un sistema de pensiones público, los seguros de enfermedad y accidentes, los salarios mínimos garantizados y otros tantos hitos en la construcción del Estado del bienestar.

Por otra parte –según Sartorius–, no se ha insistido bastante, al menos en España, el impacto de la descolonización sobre el desarrollo posterior de los acontecimientos. Si el resultado de la Iª Guerra Mundial supuso el final de cuatro imperios (el ruso, el austrohúngaro, el alemán y el otomano), el de la IIª fue el principio del fin de los dos imperios más extensos y resistentes, el británico y el francés. Así, de 1950 a 1970, decenas de países de África y Asia lograron su independencia. Para Sartorius sería absurdo negar que en este proceso fueron relevantes la URSS y los partidos comunistas, porque en el debe de las atrocidades cometidas por los humanos siempre se mencionan, con fundamento, los crímenes del nazismo y del estalinismo, pero se omiten de forma sistemática lo perpetrados por el colonialismo, es decir, por países supuestamente civilizados y democráticos como Gran Bretaña, Francia, Holanda o Bélgica. En realidad, estos países colonizadores no colonizaron nada, sino que se dedicaron a expoliar a las naciones sometidas, cuando no a acometer auténticos genocidios como fue el caso del Congo Belga.

Tras su independencia, los países colonizados se encontraban en un estado de atraso tan elevado en términos económicos, educativos y sanitarios que siguieron siendo objeto de la codicia de las potencias dominantes, en especial en aquellas naciones que poseían copiosas reservas de materias primas, sobre todo petróleo, esto es: Irak, Irán, Kuwait, Emiratos Árabes o Arabia Saudita. 
Si bien pude decirse que, en términos globales, tanto nazismo, como comunismo, como colonialismo son ya rescoldos humeantes de la Historia, cualquier otro -ismo ¿hacia dónde nos puede llevar? Un amigo, muy optimista él, me responde: hacia el abismo.

 

Lo más leído