La Playa de los Locos es una ensenada en Suances, Cantabria. También es una novela de Elena Soriano (1917-1996), inspirada en ese lugar. Cuando Elena Soriano escribió su novela, era una playa solitaria, hoy es un paraíso para los surfistas, pero su belleza salvaje sigue intacta. Tengo una primera edición de esa novela, editada por Calleja y no publicada a causa de la censura. La copia tiene la portada salpicada de humedades y en el interior dice: «Por causas ajenas a la voluntad del editor, este libro, cuyo original le fue entregado (…) en julio de 1954, no ha podido ser publicado hasta la fecha». El libro me lo entregó con reverencia Ana, la bibliotecaria de Suances, de un depósito que les había regalado el marido de Elena. El marido de Elena, Juan José Arnedo, fue quien instituyó el premio de relato Elena Soriano, premio, que este año cumple 26 ediciones. Resulta que yo soy miembro del jurado y por eso he venido aquí.
Leo la novela sentada sobre un acantilado. La historia está ambientada en el Suances de los años 50, con jóvenes que bailaban al atardecer y un incipiente turismo, y se retrotrae a veinte años antes, al verano en el que estalló la Guerra Civil. ¿Por qué fue censurada? Porque el libro es profundamente carnal, atravesado por el deseo entre un hombre y una mujer. Y sobre todo porque el pensamiento de la protagonista es muy inquietante. Inquietante para la época. Ella juega con el deseo, juega a incitar y luego huye. Sabe lo que hace. No es una joven tierna e inocente, es una intelectual, que ha aprobado sus oposiciones de profesora y es libre de hacer lo que quiera. Libre en los años 30. No busca marido, no busca formar una familia. Los planteamientos de Elena Soriano estaban en las antípodas de la mujer ideal del régimen: madre, esposa y ama de casa. ¿Cómo iba a dejar pasar eso la censura?
Elena Soriano batalló contra la censura y sufrió por el ostracismo. Ella lo confesó en entrevistas posteriores. Fundó y dirigió la revista literaria ‘El Urogallo’. Una de sus novelas, ‘Caza Menor’, se convirtió en serie de televisión en los 70. Otro de sus libros, ‘Testimonio materno’, se hizo tristemente célebre porque narraba la caída y muerte de su hijo a causa de las drogas. Pero esa es otra historia, aquí quiero contar la historia de una escritora feminista que rompió tabúes. Que recoge en sus páginas la belleza del mar y del paisaje y también las reflexiones de una nueva mujer. A ratos es naturalista como Stendhal, pero a ratos, en la crudeza de los diálogos y de los sentimientos hacia su pareja, recuerda a alguien tan contemporáneo como Sara Mesa. Reivindico aquí la memoria de esa pionera. Y de un premio que han sabido preservarla a lo largo de casi tres décadas.