16/10/2024
 Actualizado a 14/11/2024
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Pobre Tudanca, ahora que regresa Oasis a los escenarios. Quince años después de su última y definitiva pelea, los Gallagher resucitan el grupo. Por fin. El empujón definitivo fue el hecho de que su madre pudiera verlo. Imagino que el dinero que se van a embolsar no tuvo nada que ver. Volverles a ver unidos cantando ‘Stop Crying Your Heart Out’, ‘Wonderwall’, ‘Live Forever’ o ‘Don’t Look Back in Anger’. Que gozada. Quince años de tiranteces, pullas mutuas, constantes rumores y definitivamente llegó la reconciliación familiar. Y es ahora, que tendríamos que estar celebrando el hecho de hacer las paces y el entendimiento, cuando se abre una guerra entre sanchistas devotos. ¡Válgame!

Pobre Tudanca, un defensor de primera del actual presidente, así viene argumentando estos días, y razón no le falta. De los pocos líderes territoriales que le apoyó en las fratricidas primarias de 2014, y de los que desde entonces, en lo que a acción gubernamental se refiere, pocas voces ha levantado. El eje de las hostilidades se basa en lo más partidista de las relaciones entre políticos; la colocación de los míos. Primero la revisión federal de las listas para las generales y posteriormente de los delegados de Ferraz en las Cortes de Castilla y León. Nada que tenga que ver con los socios, los indultos, la amnistía... Que va. Simplemente sillones. Los principios por encima de todo.

Pobre Tudanca, que ha hecho suyo, por acción u omisión, cada uno de los ‘no-principios’ de su ‘sanchidad’. Nunca muy preocupado, y siempre como perfecto ejemplo del dirigente socialista medio actual. Siempre un buen soldado, un buen delegado de los requerimientos del césar. Creyente del proyecto hasta los tuétanos. Un ‘mini-yo’ de pedro en la meseta. Ahora, por un simple intercambio de puestos lo quieren hacer pasar por la trituradora, y además, sin contemplaciones: «Utilizar eso que se ha venido a llamar ‘fachosfera’ para hacer ataques personales y familiares», le dijo a Alsina. O iluso de nacimiento o quiere hacerse pasar por ello sarcásticamente en vocabulario político. Quiero creer que lo segundo, porque posteriormente comentó que no quería pensar que Sánchez era conocedor. ¿Hay algo en este partido que no pase por su mano?

Pobre Tudanca, porque actualmente es más duro moralmente ser un «a favor» que un «en contra». Sánchez es para sus acólitos un Undertaker, que se pasea por los despachos de los subordinados previa oscuridad y sonido de las campanas (laicas, por supuesto). Siempre en búsqueda de alguna debilidad en la defensa de su persona para llevarte al otro barrio político. Y esto incluye el silencio, claro. He ahí la carta, la mayor expresión de esta obsesión despótica. 

Pobre Tudanca, por tener que enfrentarse a toda aquella maquinaria Atila tras la que se escudaba. Es eso muy de madre de «no hagas lo que no quieres que te hagan». También suelen decir eso de «si ellos se tiraran por un puente, ¿tú también lo harías?». Es ahora cuando el jefecísimo ordena al creyente Luis tirarse por el puente. ¿Primero los sillones, y ahora unas frases raras contra el cupo? ¿Acaso Luis no sabes que el modelo a seguir son militantes sin criterio alguno? Unas Pilar Alegría o Esther Peña.

Pobre Tudanca que ahora va a tener que formar entente con los perversos varones críticos. Aquellos a los que no pudieron quitarse de en medio porque gobernaban o gobiernan. Aquellos a los que Luis miraba siempre de reojo, con desprecio a sus desdichadas aspiraciones contra el jefecísimo. Aquellos que eran los derechizados del partido. Serán los Lambán, Page, Lobato o Gallardo quienes compadezcan su dolor y lo bien aventurarán a su grupo minoritario. ¡Ironías! 

Pobre Tudanca que le viene encima aquello en lo que creyó y defendió. Pobre Tudanca al que ven sustituible por la ministra que berreó en el Congreso «vergüenza, vergüenza». Pobre Tudanca al que no le quedará otra que humillarse ante el todopoderoso y esperar alguna embajada de rebote. Pobre Tudanca, aquí no hay una madre por la que reconciliarse, ni unas obras que devolver a los escenarios (sí hay puestos, que no se sabe que es más reconciliador). Pobre Tudanca que si la militancia se decanta por él le espera una destrucción masiva. Pobre Tudanca, que no sabe aplaudir con el mismo arte que María Jesús Montero.

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