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Por el bien de la especie

09/06/2024
 Actualizado a 09/06/2024
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La sana costumbre de deshacerse de los libros que uno ya no quiere (por desamor o hastío) junto a sí dejándolos apilados al aire libre visibles para los que tengan ojo, da ardientes alegrías a los afortunados cazadores-recolectores. La última de esas que yo me he llevado ha sido gracias a ‘Anatomía del amor’, ensayo de título peligroso pero cuyo sello de Anagrama me hizo tilín. 

La lectura acabó cansándome porque derivó hacia una muchovista narración de cómo evolucionaron nuestros ancestros muy ancestrales, pero al principio fue apasionante. La autora, Helen E. Fischer, plantea que el matrimonio, el adulterio y el divorcio han acompañado a nuestra especie en todo tiempo y espacio, con algún paréntesis. 

Reconociendo el sesgo científico propio de los noventa (de cuando data el volumen) la etóloga es una convencida de las diferencias biológico-conductuales que distancian a mujeres y hombres. Una de ellas parte de la «paradoja obstétrica», esto es, que el aumento de la inteligencia en la especie precisaba de un cerebro más grande y este de un cráneo a su medida y para poder parir y seguir vivas sin desgarrase las mujeres humanas han venido trayendo al mundo bebés más inmaduros que otros animales y que requieren de toda la atención durante un tiempo no precisamente corto, lo que a su vez relegó del trabajo expedicionario de caza a las mujeres fértiles. 

Pero no fue la expansión de las camochas lo que trajo la subordinación general de la mujer por siglos, afirma Fischer. Fue una combinación de la cultura agrícola basada en el uso del pesado arado en tierras propias de difícil división y la necesidad social de líderes económicos y guerreros testosterosos lo que sometió a las mujeres a un régimen de monogamia perenne que supuso su pérdida de influencia hasta hace bien poco.  

Ahora que, dado que el amor inicial y el apego al que deja paso no bastan en general a la especie, de un siglo y pico para acá y gracias a la recuperación de la independencia económica femenina, matrimonio, adulterio, divorcio y vuelta a empezar son de nuevo el patrón, se dice en ‘Anatomía…’ y así tenía interiorizado mi generación, y por eso seguimos consintiendo libre, espontánea (y generosamente) por el bien de la especie. 

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