Ramzi Albayrouti

Por favor, mantengan a los refugiados fuera de sus diferencias políticas

26/06/2024
 Actualizado a 26/06/2024
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Durante los dos últimos días me ha llamado la atención la polémica suscitada por traer a la ciudad de León un nuevo grupo de refugiados africanos, estimado en 180 personas, concretamente de Mali y Senegal, procedentes de las Islas Canarias, de las que 40 personas ya han llegado antes de lo previsto y ya se han instalado en Villarrodrigo de las Regueras con el auspicio de la Fundación San Juan De Dios, tras abrir la sede que llevaba una década cerrada.

Esto provocó un enfrentamiento político y oposición popular, especialmente de los vecinos del barrio, quienes también participaron junto a algunos partidos políticos y la oposición en la sesión de Villaquilambre, lo que motivó al alcalde, Jorge Pérez, a dar orden de desalojo del pleno a la policía local, lo que llevó a que algunos lo describieran como un «dictador».

Esta polémica política, que coincide además con el Día Mundial del Refugiado y la manifestación organizada por la Plataforma de Apoyo a los Refugiados en la Plaza de Botense el pasado jueves, en la que participaron más de 300 personas, exigió encontrar vías legales y seguras para la llegada de los refugiados y derogar la ley de inmigración, a quien acusaron de obstruir el derecho de asilo, así como de cerrar centros de detención extranjeros. También rechazaron la Carta Europea de Migración, ya que, desde su punto de vista, vulnera los derechos humanos, incluidos los de los menores.

Lo más peligroso hoy en día es la incitación electrónica en las plataformas de redes sociales contra los refugiados, que ha llevado a la división de la sociedad leonesa entre partidarios y opositores, entre quienes ven la cuestión de la inmigración como una necesidad urgente para preservar las vidas de las personas que han vivieron males en sus países de origen, y quienes los ven como un peligro acechando en la sociedad española. Lamentablemente, esta cuestión se ve reforzada por algunos políticos y partidos políticos que cuestionan las medidas adoptadas por el Estado a la hora de ordenar los expedientes de refugiados antes que la inmigración, incitan contra los refugiados, los califican de asesinos o violadores y los acusan de violar las leyes, provocar el caos y difundir delincuencia, y otras descripciones, y transformar hechos individuales en un fenómeno general sin aportar estadísticas ni datos contrastados sobre estas calumnias... en un momento en el que algunos dicen que la incitación y el discurso del odio no tienen cabida en la democracia del pueblo español.

No quiero mencionar nombres concretos ni siquiera partidos concretos, y hoy hablaré en general. Todo el mundo sabe quién es hostil a los inmigrantes y quién los apoya, y quien dice que los refugiados no reciben ninguna ayuda se condena a sí mismo y los acusa de negligencia, ya que se supone que los refugiados reciben protección y asistencia mientras el Estado los acoja y los admita en el programa de asilo. Pero como soy uno de los refugiados que viven en la ciudad de León, y después de estos acontecimientos que advierten de intenciones negativas entre algunos, exijo que los refugiados sean neutralizados de las diferencias políticas entre partidos y que dejen de incitar contra ellos, acusarlos, cuestionando la utilidad de su presencia e intimidando su integración a la sociedad. Los refugiados son suficientes por lo que son y por lo que han pasado. Están aquí como un pájaro con el ala rota que quiere conservar sus plumas por miedo a caerse. Todos deben saber que quien ingresa al programa de protección en cualquier institución es monitoreado, hasta el más mínimo detalle de su vida diaria, y se le encarga respetar escrupulosamente las leyes por temor a ser privado de ayuda humanitaria o afectar su caso de asilo. Son miles de refugiados de diferentes países viviendo con nosotros y entre nosotros en paz y sin problemas. Quien hoy se opone a recibir refugiados africanos porque son negros debería revisar sus cálculos y sus políticas antes de ser acusado de racismo y discriminación por motivos de color o raza. Cuando llegaron los ucranianos, todos los recibieron y nadie objetó su llegada. ¿Fue por el azul de sus ojos o el blanco de su piel, o hubo un racismo inherente entre algunos que aparecía de vez en cuando?

Quien se oponga a recibir inmigrantes en León debe recordar que la ciudad sufre una crisis demográfica, como lo revelan las estadísticas mensuales de nacimientos en comparación con las muertes, y que por cada seiscientos niños que nacen cada mes, más de dos mil personas mayores morir, y esto creará una crisis demográfica a largo plazo, y que la ciudad necesita ser complementada con residentes, especialmente de la categoría de gente joven, para mantener su estabilidad demográfica. Otra cosa que me gustaría comentar y concluir este artículo es que muchos trabajos aquí no son aceptados por los españoles, y si no fuera por los refugiados muchas empresas y proyectos no habrían sobrevivido. Hace poco trabajé en una de las grandes fábricas cuya historia cronológica se extiende a más de cien años, y lo que llama la atención es que más de dos tercios de los trabajadores de la fábrica son inmigrantes y no españoles, porque la naturaleza del trabajo y su dureza son a veces un criterio importante para aceptarlo. En conclusión, os digo: dejad que los refugiados vivan en paz entre vosotros, aprovechad sus energías y no los matéis dos veces, porque les basta lo que estuvieron expuestos en su país.

Ramzi Albayrouti es un periodista palestino refugiado en León

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