El pasado 12 de octubre, festividad de la Virgen del Pilar y día de la Hispanidad, en muchos pueblos y ciudades de España se rindieron sencillos y entrañables homenajes a la Guardia Civil con ocasión de la fiesta de su Patrona. Es una de las instituciones más valoradas por el gran servicio que prestan a la sociedad. Sin duda, se trata de un trabajo vocacional, que requiere poner la vida en riesgo en numerosas ocasiones. Por otra parte, en un mundo tan indisciplinado como el nuestro, tiene gran mérito la disciplina y la obediencia, el estar a la orden de los superiores, haciendo honor a su lema ‘Todo por la Patria’, ejemplarmente llevado hasta las últimas consecuencias. Así mismo es escandalosa la discriminación económica que sufren en comparación con otras fuerzas de seguridad y de algunos políticos que viven del cuento.
Resulta indignante y vergonzoso el comprobar el desprecio que recibe este benemérito cuerpo en algunas regiones de España. Pero mucho más lamentable es la actitud de aquellos gobernantes que lo consienten y ceden cobardemente a las presiones para que sean humillados y expulsados de esas regiones que, por mucho que se empeñen algunos, han formado y siguen formando la indivisible Patria Española. No hace falta que demos nombres de gobernantes traidores empeñados en romperla, porque están en la mente de todos.
La Patria Española no es una patria cualquiera. Cientos de millones de personas del otro lado del Atlántico han venido llamando desde el siglo XV a España, la Madre Patria. Ya quisieran muchas naciones del mundo haber protagonizado una de las gestas más grandiosas y brillantes de la historia de la humanidad, como fue el descubrimiento de América. A pesar de todos los esfuerzos de la Leyenda Negra, la relación entre España y América ha sido y sigue siendo de un enorme afecto y cercanía. Es injusto pretender juzgar el pasado con categorías del presente, como están haciendo los populistas de este y del otro lado del charco. Parece que añoran el canibalismo y las ofrendas de sacrificios humanos. Como son incapaces de solucionar los problemas que tienen en el presente en sus repúblicas bananeras y dictatoriales, pretenden escudarse en la manipulación de un pasado lejano.
Dando la vuelta al dicho popular, podemos decir que es de mal nacidos ser desagradecidos, ya sea refiriéndonos al gran servicio de la Guardia Civil o a la preciosa labor que ha hecho España en América. Desgraciadamente, hay mucho mal nacido.