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Por la senda del dictador

22/01/2025
 Actualizado a 22/01/2025
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Parece que el gobierno está más pendiente de los procesos familiares del presidente, que de afrontar los problemas de la gente. Una muestra es su dejadez respecto a la catástrofe de Valencia, que no tiene calificativo. Se advierte en Sánchez cierto rechazo por lo que significa España y lo español; que contrasta con la dependencia de Marruecos, separatistas y filoterroristas y todo lo peor que se ajuste a sus aspiraciones.

Difícil averiguar lo que supone el caso Hurtado, del fiscal general del Estado, que ha acanzado el total descrédito. La vergüenza para sus otros homológos. Otra manipulación la de la abogacía del Estado, apartándola de su función pública para que le sirva en el caso particular, de la defensa de su esposa Begoña. Doctor él, catedrática ella y el hermano virtuoso. ¡Qué familia tan original! Como cantaban los Tres Sudamericanos. Para todos sus asuntos, se vale del poder que le permite utilizar al Congreso, militancia, fiscales, juces, funcionarios de Hacienda y altos cargos. Si desde la usura de Juan Guerra hasta el último caso de rapiña, se reintegrara el rendimiento de lo robado, se podría mejorar la vida de la gente y los servicios públicos. Pero la realidad es que, siendo de su cuerda (Berni, Chaves; Griñán...) son indultados y mientras merezca la pena robar, se robará). 

Y la gente, contempla el enriquecimiento de políticos que nunca han trabajado. Eso sí, nos aplican un aumento salarial que, con la subida de impuestos y la inflación, se quedará en nada.

Como un comodín de la baraja, vuelve a sacar a Franco porque tiene una obsesión. Empezó la legislatura con él, y a estas alturas vuelve de nuevo. 

En cualquier caso Sánchez es el menos indicado para hablar del Dictador porque ya hay mucho escrito sobre él y ya es historia. Stanley Payne, Julián Casanova; Paul Preston; Pío Moa; Vizcaíno Casas (autéticos best seller). Joaquín Bardavío; Algel Víñas y hasta Pérez Reverte, con ‘La Guerra Civil contada a los jóvenes’, que no saben ni quién fue ni les importa.

Pero a Sánchez sí parece importarle. Quizá, en el fondo sienta envidia del gran poder de que gozaba el dictador. Su imagen se va aproximando, y ya anuncia que silenciará a los medios que no le sean afines. Que no son demasiados porque, las televisones, RNE, la SER, El País... ya los tiene maniatados.

Mirar para atrás carece de sentido porque no tiene remedio. Lo que asusta es mirar hacia el futuro de donde vienen los negros nubarrones.

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