El PSOE celebra unas elecciones primarias que deciden si progresa una secretaría provincial que apoye la autonomía de León, u otra que defienda que todo siga igual. Que este debate llegue a la médula del socialismo leonés es un logro para la democracia interna, más allá de las trampas para que gane el oficialismo castellanista. Porque esta convocatoria electoral, en el fondo, no va de elegir candidatos, si no de adoptar actitudes. Se trata de si el partido socialista retoma el contacto con su militancia y sus votantes, o no.
Cuando evaluamos lo que hay tras ambas candidaturas, la diferencia es notable. De un lado está un candidato, que llegó a serlo por la, entonces, poderosa influencia de su apellido y también de Zapatero. Bajo su dirección y la tutela del expresidente, el PSOE perdió Ponferrada, ha expulsado a candidatos relevantes –a la postre alcaldes tras su exilio político, en Fabero y Toral de los Vados– y está desenganchado de la única opción claramente ganadora del PSOE en la provincia: la de la ciudad legionense. Le apoya el presidente de la Diputación, que lo nombró él. Hay que recordar que las diputaciones son organismos preconstitucionales y que sus diputados los ponen los partidos, no los ciudadanos. El presidente de la Diputación tiene la autoridad institucional, pero carece de mucha autoridad moral en términos democráticos.
En la otra candidatura del PSOE se postula alguien que ha sido castellanista hasta hace poco, pero que parece escuchar la voz de la militancia y de la calle. De ahí vendrán, con el tiempo, la mayoría de los militantes socialistas de León. Ver la luz nunca es pecado. Está apoyado por el líder más carismático que el partido tiene en León, el alcalde de la capital. Curiosamente, es este alcalde quien ha salvado la cara de los oficialistas, porque gracias a sus resultados tienen la Diputación y la alcaldía de la capital, en un mapa donde el azul predomina. Prácticamente, Cendón le debe la supervivencia política a Díez. Paradojas de la política.
El PSOE acomete por primera vez sus primarias con un problema de estado como fondo: el declive continuado del noroeste español o su despegue, gracias a la autonomía del León. León es la clave de bóveda de todos los corredores industriales que deberían haberse desarrollado y no lo hicieron: hacia Gijón, hacia Vigo, hacia A Coruña. León es central para que Óscar Puente tenga la importancia que tiene (qué sería del él sin León dentro de la Federal de CyL). León es la llave de muchas cosas si abandona el seguidismo castellanista. Por eso estas primarias miden también el coraje socialista para imprimir un giro a la Historia.