Se cumplen este año nada menos que 800 desde que –atendiendo a la tradición, no exenta de variantes, dicho sea de paso–, san Francisco de Asís ideó tres años antes de morir el que es considerado –no sé si lo sabes– el primer nacimiento de la historia… aunque distara mucho de lo que hoy se entiende por tal.
Fue en la Nochebuena de 1223, en una gruta de la localidad de Greccio, en el centro de la actual Italia –así lo relata otro franciscano de la época, Tomás de Celano–, para celebrar de manera especial el nacimiento de Cristo, con una eucaristía en condiciones similares a las que se habrían dado al nacer Jesús. San Francisco había dispuesto para la ocasión un pesebre con heno, un buey y un asno –así se lo había pedido unos quince días antes a un señor feudal llamado Giovanni Velita–, y en la eucaristía participaron pastores, frailes y otros vecinos de los alrededores. Y se cuenta que un hombre, tal vez el propio Velita, tuvo una visión: la aparición sobre el pesebre –que hizo las veces de altar– de un bebé que el santo de Asís llegó a coger en brazos.
La representación de la Natividad de Jesús, para la que no se tardó en empezar a utilizar figuras, comenzó a difundirse a partir de entonces –gracias, en buena medida, al impulso de los franciscanos–, hasta convertirse en una de las tradiciones más arraigadas –de hecho, sigue estando hoy presente en la gran mayoría de las casas– por estas fechas.
Adentrados ya en el Adviento, tiempo de preparación para la Navidad, la Asociación Belenista Leonesa –con más de cuarenta años de trayectoria– organiza, precisamente, su ‘Preparación a la Navidad’, dos jornadas que tendrán lugar respectivamente este viernes y sábado, 15 y 16 de diciembre –la primera, en el Palacio del Conde Luna de la capital; la segunda ,en el Salón del Pendón de San Isidoro; ambas a las 19:00 horas–; y en donde tendré el privilegio de compartir cartel con Raquel Jaén González, directora técnica del Museo de San Isidoro de León. Si te apetece, allí nos vemos.