Hay sueños que se cumplen y otros que nunca dejarán de serlo. Pero sin duda, los más especiales son aquellos que nunca te atreviste a soñar y que un día se convierten en realidad. Lamentablemente estos últimos son ‘rara avis’ y lo más probable es que no te topes con uno de ellos antes de que la de la guadaña llame a tu puerta. Pero en ocasiones, uno tiene la suerte de ser encontrado por uno de estos sueños. Y sí, es lo que me ha pasado a mí.
Ya saben ese refrán de origen bíblico que dice que nadie es profeta en su tierra. Una reflexión que por desgracia se cumple más veces de las deseadas y en ámbitos muy diversos. Por esta razón, el hecho que quiero compartir hoy con ustedes adquiere un valor incalculable. Que los tuyos, los de tu tribu, te reconozcan como un individuo destacado dentro de la comunidad no es baladí.
A mis cuarenta y cinco primaveras he recibido el apoyo y respaldo de mis colegas de profesión periodística para representarles a nivel local, autonómico y nacional y he sido invitado a participar en actos de todo tipo. Pero ninguno de estos hitos me ha generado más satisfacción y orgullo que el que experimenté cuando me llamaron por teléfono para anunciarme que había sido elegido para ser el pregonero de las fiestas de Valencia de Don Juan. Mi pueblo. Mis fiestas.
Nostalgia, alegría, recuerdos y orgullo son algunas de las sensaciones que tuve al recibir esa llamada y que todavía me siguen acompañando a día de hoy. Nostalgia por aquellos seres queridos que ya no están y que escucharán desde las estrellas mi pregón. Alegría sin límites por haber sido elegido para tal responsabilidad sin haberlo buscado ni insinuado. Recuerdos de todos los momentos, buenos y malos, vividos en Valencia de Don Juan durante mi infancia y adolescencia y en especial durante esas fiestas. Orgullo personal por seguir los pasos de mi padre y conseguir que una nueva generación de los Lechuga dé este pregón y profesional porque sea de nuevo un periodista el elegido para dar el inicio de las fiestas, tras haberlo hecho mi padre y Elena Rodríguez Costilla.
No he comenzado todavía a juntar palabras que den vida al discurso que daré el próximo 2 de septiembre ante mis paisanos, pero no será fácil porque son muchas las ideas que rondan por mi cabeza. Espero tener una vez más de aliadas a mis musas y que éstas me visiten para ayudarme a expresar lo que siento al ser profeta en mi tierra.