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Quién nos ha robado el mes de marzo

26/11/2020
 Actualizado a 26/11/2020
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El hombre del traje gris saca un sucio calendario del bolsillo y grita «Quién me ha robado el mes de abril, cómo pudo sucederme a mí». Como habrán adivinado, estos versos no son míos, sino del pajarraco de Úbeda. Cantar como él está al alcance de muchos, pero juntar palabras como Joaquín Sabina ya es otra canción. Y es que buscando una banda sonora que ponga música a lo que está pasando en el feudo leonés, he comenzado a tatarear esta melodía, pero eso sí, con unos cambios considerables en la letra, ya que lo que estoy escuchando en silencio es «Quién nos ha robado el mes de marzo, cómo pudo sucedernos a nosotros».

Y no me refiero a que el 14 de marzo se decretara el estado de alarma con las consecuencias por todos conocidas. Mi mirada en el calendario retrocede algunas fechas para llegar al día 3. ¿Se acuerdan de lo que aconteció esa jornada en un ilustre palacio leonés? Pues sí, que un nutrido grupo de las fuerzas vivas de nuestra provincia, con la presencia también de ciertos forasteros, se dejaron llevar por el espíritu Ikea y construyeron una mesa, a la que apellidaron ‘por León’.

Nueve meses después dicha mesa está prácticamente sin estrenar. Es más, si la empaquetamos bien, hasta podríamos incluso devolverla. Habrá quienes piensen que quizás sea más conveniente empaquetar a los que la fabricaron y devolverles a ellos, aunque me temo que en más de un caso no habrá nadie que quiera recepcionar dicha mercancía. Lo lógico sería pensar que después de nueve meses de embarazo, fuéramos testigos del parto de alguna idea o proyecto que pudiera darnos algo de esperanza para evitar la crónica de una muerte anunciada, pero lamentablemente no es así. Los más benévolos apuntarán que para tal empresa se necesita un periodo de gestación más largo y nos recuerden que el embarazo de las jirafas dura entre 13 y 16 meses y el de los elefantes algo más de 20 meses. A lo mejor en este caso debemos dejar de pensar como humanos y hacerlo como alguna de estas otras especies del reino animal. Aunque puestos a animalizarnos, también cabe la opción de convertirnos en tiburones anguilas, cuyas crías están más de 40 meses en el vientre de su madre. Eso sí, corremos el riesgo de que, si el parto tarda tanto en producirse, cuando nazca la criatura lo hará en un paraje ya desértico.

No es válida la excusa de la Covid-19 para justificar el retraso en la búsqueda de soluciones para un problema crítico e inaplazable. Es más, la pandemia ya ha agravado y lo hará aún más algunos de los problemas que aquejan a nuestro terruño. Desde hace semanas ya son algunos de los integrantes de la ‘Mesa por León’ los que han mostrado su descontento y no descartan levantarse si el panorama no cambia radicalmente. Incluso los sindicatos, al más puro estilo ‘Gran Hermano’ nominaron al delegado del Gobierno en Castilla y León, Javier Izquierdo, a abandonar la ‘Mesa por León’, por su poco compromiso, por decirlo de una manera elegante, con esta iniciativa.

Lo que me temo es que, si todo sigue igual, en el momento en que alguno de los comensales decida realmente dar un golpe en la mesa y levantarse, se producirá un contagio inminente entre los presentes y acontecerá una cascada notable de abandonos, ya que nadie querrá ser cómplice del aborto económico y social al que parece que estamos abocados. La única duda que me surge es quiénes ejercerán de músicos del Titanic y seguirán tocando sus instrumentos estériles de los que saldrán las notas que den vida a un réquiem por León.
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