marfte-redondo-2.jpg

Que a una la quieran

29/07/2023
 Actualizado a 29/07/2023
Guardar

Son las ocho de la mañana. Comienza el meneo rabuno de Laika, la pastora alemana de fina estampa que mi hija Cecilia tiene en acogida. La perrina ha vislumbrado movimientos que auguran paseo inminente.

Y comienza el ritual cotidiano de verla husmeando por doquier a la búsqueda de nuevas sensaciones olfativas, acaso identificar a los distintos congéneres que antes recorrieron la misma senda. El coloquio de los perros, como el que mantiene con cierto pecho lobo enrejado, de raza desconocida que exhibe poderío emanando chorro de dudosas propiedades desde su cautiverio. Cada vez que la ve repite el riego del territorio. Curiosa técnica de seducción que entre humanos le llevaría de bruces a consulta psiquiátrica. Menos mal que últimamente ella hace lo propio: ignorarlo.

Y es que los quereres de Laika son requerimiento de muchos. Incluso en casa todas las manos la buscan para regarla de caricias y ella se deja querer mostrando su blanco vientre, ansioso de mimos. «Con tal de que me queráis…»

Tan humana, buscando la compañía de otros donde sentir regazo y cobijo.

Los humanos somos también gregarios, buscando siempre la aquiescencia del grupo.

Y no hay nada más humano que compartir y departir, como esos clubes de lectura que están eclosionando por nuestros municipios leoneses, como en el de Vegacervera o el de Matallana de Torío, donde el lunes de esta semana teníamos el encuentro mensual, este mes para comentar ‘el amante silencioso’ de la académica Clara Sánchez. Allí nos reunimos catorce mujeres en complicidad lectora para dirimir los entresijos de la historia, interpretar las reacciones de los personajes, escudriñar las intenciones de la autora, analizar las artes seductoras de los líderes mesiánicos que manejan las sectas. Volaban las palabras, al igual que volaron las notas de los cantos de nuestro coro cuando al día siguiente acudíamos al Restaurante El Arriero para celebrar nuestra comida anual. Risas, reminiscencias, complicidad: «Lo importante es que a una la quieran… aunque parezca que solo sea en verano», parecía querer decir algún rostro, pero sin querer sustraerse de la caricia de las palabras reparadoras, al regusto delicioso de sabrosas viandas, en paseo pausado al calor de la brisa veraniega por los recuerdos de antaño, y con ferviente deseo de repetir experiencia. 

El caso es que a una la quieran, decían aquellos ojos al sonreír.

El mismo deseo que se vislumbra a través de los ojos avellana de Laika, que se cansa de menear el rabo. Habrá que salir antes de que se enseñoree el calor.

 

Lo más leído