Racismo ‘gallardo’

13/06/2024
 Actualizado a 13/06/2024
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Es curioso el doble sentido que tienen las palabras en función del sujeto que las pronuncie o escriba. Lo vimos con zorra, con maricón o con el término adolescente PEC, que resulta ser positivo rompiendo todos los estereotipos de lo que antes era terrible sodomía. Ahora le llega el turno a esta provincia derechizada de sufrir el conflicto social que parece generar el realojamiento de migrantes adultos y menores. Ese que en Madrid o territorios del sur de España copa desde hace años las tertulias vecinales y mediáticas y que llegó a Medina de Rioseco hace un meses, cuando un grupo de subsaharianos reveló sin pudor el odio que encarna la ultraderecha ‘gallarda’. Qué antinatura resulta que aquellos que pregonan los valores de la familia quieran devolver a sus países a aquellos que se han quedado sólos porque sus padres han muerto o no tienen ni para alimentarles. Qué bien ponen la mejilla izquierda cuando van a misa a escuchar sermones de solidaridad y convivencia con el prójimo y cómo giran la cara con un derechazo trumpista cuando se tiene la posibilidad de acoger a quienes han visto morir a sus amigos antes de salir de su país y a muchos de esos compañeros con los que huyen hacia Europa en el mar de la esperanza. Luego, si logran superar el agua, se encuentran concertinas, uniformados y racistas. 

Para cualquier persona con un mínimo de humanidad, el término mena debería crear la imagen mental de uno de tantos niños de Gaza que llora porque no encuentra a su madre o de uno de aquellos rusos exiliados para no ser llamados a filas al cumplir los 18, porque igual los matan las bombas o el jefe que descubre que durmió con su compañero. Un menor no acompañado debería inspirar sensaciones de cariño y protección, de atención sanitaria, de apoyo educativo y social para que puedan encontrar un sitio de acogida. Sin embargo, para vecinos exaltados y periodistas deshumanizados  representan «legiones» y «contingentes», como si los chavales africanos fueran soldados o mercancías. La actitud de algunos políticos y de los entes anónimos  –y no tan anónimos– que dejan mensajes supremacistas en las redes refleja bien el ambiente social que maneja esta Europa egoísta que fuerza las costuras de la convivencia creyendo que el pasado no puede repetirse... Todo vuelve porque siempre habrá alguien dispuesto a odiar. Cuántos leoneses emigraron y sufrieron a veces la xenofobia de alemanes que miraban a España desde la superioridad que otorga el empleo ante aquel que viene con una mano delante y otra detrás. Pero no se engañe el más confiado, que los de ahora no se quejan «porque quiten trabajo», sino porque de verdad se piensan que esos niños son delincuentes por el hecho de ser negros. Y eso sólo tiene una palabra que no deja lugar a dudas. 

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