He escuchado la radio toda mi vida. En casa de mis padres se sintonizaba mañana y tarde porque la noche era territorio de la televisión. Crecí escuchando a Bobby Deglané, a Matías Prats, a Elena Francis, las radionovelas, el parte, Los 40, a Luis del Olmo, los comentarios de Victoriano Crémer. Al terminar la universidad, mi primer empleo fue en Radiocadena Española.
La radio cumple este mes cien años en España. Aunque Radio Ibérica había iniciado emisiones experimentales un año antes, comenzó en Madrid con Radio España, pero por el orden de solicitud de las licencias, la primera fue la emisora EAJ-1 de Radio Barcelona. Desde entonces, el gran invento que democratizó la manera de comunicarnos se ha ido adaptando a los tiempos, a la evolución de la sociedad, a la televisión, a las redes sociales. En el siglo XXI sigue manteniendo su esencia de inmediatez y acompaña a muchísimas personas. Entretiene, informa y se puede escuchar mientras se realiza casi cualquier tipo de tarea.
La radio creció en España de manera exponencial desde los tiempos de la Segunda República y la Guerra Civil. Popularizó hasta el extremo el fútbol y los toros. Ocupó un lugar único en la preferencia de los españoles hasta que a finales de la década de los setenta la televisión empezó a estar en la mayoría de los hogares. Algunos auguraron que la televisión acabaría con la estrella de la radio, qué equivocados estaban. Encarna Sánchez, García, Herreros, Luqui, Ángel Álvarez, El Pirata, Gabilondo, Herrera, Pepa Bueno, Nierga, Otero y tantos otros lo han evidenciado y 27 millones de oyentes en España lo manifiestan a diario.
Sigo escuchando la radio todos los días. He tenido la fortuna de trabajar en la prensa, en la radio y en la televisión. La experiencia que jamás olvidaré fue la primera vez que se encendió la luz roja del estudio de Radiocadena en Ordoño II. Por el próximo centenario.