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Reflexiones sobre Ucrania

22/03/2022
 Actualizado a 22/03/2022
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La guerra de Ucrania provocada por la Rusia de Putin ha provocado varias cuestiones que hacen reflexionar a todo aquel que desea que el mundo en el que vive tenga una evolución normal y pacífica.

DEVANEO EUROPEO por un lado, patente en las políticas espejo, es decir, se miran, se gustan y piensan que todo el mundo es bueno, se atacan formas de resolver los problemas como si ya todos estuvieran de acuerdo en que el planeta sufre, y hay que emprender las soluciones como los ricos, de cara al pueblo pero sin el pueblo o tratando de evolucionar sin haber solucionado los elementales problemas de intendencia, además de meterse en todos los berenjenales que grupos de postureo y atrabiliarios proporcionan para que el dinero destinado a lo más perentorio.

DEBILIDAD AMERICANA ante las continuas actitudes de los europeos que lo único que han desarrollado es un antiamericanismo absurdo puesto que ha demostrado la debilidad europea ante situaciones como las que desarrolló el nazismo y el comunismo. Por eso EE UU. demuestra un claro recelo ante sus socios occidentales puesto que siempre ha puesto el dinero, las armas y las vidas de sus soldados. En el momento actual apoya de otra manera, diríamos más sutil, pero que demuestra también sus propias fisuras al convertirse en el gendarme occidental.

SOBERBIA RUSA, al comprobar la actuación del brazo armado de la coalición occidental, la Nato, que anima a rellenar el espacio del antiguo Pacto de Varsovia y su derrumbamiento con la caída de la URSS. Y después deja solos a los ucranianos o, al menos, les deja luchar aunque les proporcione armamento, ya que Ucrania es un país que había solicitado la entrada en la Otan. Un Putin crecido se permite actuar como un tirano medieval con una política diabólica de desinformación y ataques informáticos a la ingenuidad occidental, infiltrando los grupos denominados progres y agitando las democracias europeas de manera descarada y sibilina, explotando la forma ingenua de comportamiento de los ciudadanos crédulos que desconocen la verdadera realidad del paraíso comunista.

PSICOPATÍA DE MANDO, movido por una ambición sin límites, reencarnado en los autócratas de todos los tiempos, sin respetar las reglas de los caballeros de la guerra, este sujeto ambicioso se transforma en el villano del Siglo XXII, incurriendo en todos los delitos de guerra que se han reprochado a dictadores criminales. Ancianos, mujeres embarazadas, madres de familia, niños de todas las edades, enfermos, inválidos, heridos… han sido expulsados de sus ciudades bajo bombardeos monstruosos, nocturnos, ideados por mentes retorcidas y sin alma, cuyos efectos mortales de esas bombas criminales de especial diseño para que los humanos se atemoricen y los que quedan con vida recuerden con horror como sus compatriotas se evaporan por el efecto del calor termobárico. Un auténtico holocausto diseñado por mentes perversas que debe ser debidamente tratado en el Tribunal de La Haya y por la Naciones Unidas, además de la provocación de un éxodo sin respetar los corredores verdes de evacuación. Tanto horror a la población civil debe ser condenado de inmediato.

GUERRA MUNDIAL, término que ya han utilizado demasiados personajes importantes como para pensar que no estamos ya en ella. Unos, amenazando con sus juguetes atómicos, los otros con lo mismo y si pasas de aquí verás como te caen piñas como pirámides. Otros, más enanos, fastidiando entre las costuras democráticas con su pasión por los personajes autocráticos aunque se callan o se atemorizan por si acaso pierden los magníficos emolumentos que les caen del maná democrático en el que viven.

PUEBLO, LISO Y LLANO, aturdido y ninguneado, desinformado y manipulado, atemorizado y esperanzado, agitado y calmado, abrumado por tanto experto soplagaitas que le ha caído en suerte movilizado por unas televisiones ávidas de morbo y carnaza. En realidad, esto no ha hecho más que empezar y esperamos que se cumpla el deseo de que le entre en el magín al déspota el deseo de concluir el conflicto, ya sea por miedo o por convencimiento, en primer lugar por el extraordinario y admirable pueblo ucraniano que se merece recobrar su país, vivir en paz y progreso, ser indemnizado por los destrozos y abusos de esa horda rusa, y después, por todos aquellos que pensamos que no hay nada más adecuado que disfrutar de paz y convivencia entre todos pero en democracia.
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