Respuestas

Habrá quién manifieste que solo se deben derivar recursos económicos (públicos y privados, pero especialmente los primeros) para resolver problemas inmediatos, sin darse cuenta de que en el mundo de la investigación, dar respuesta a lo urgente es siempre llegar demasiado tarde.

Modificar un gen que suprime la capacidad de expresión de una enzima o de una proteína , encontrar una planta que se adapte mejor a unas condiciones climáticas o bien modificarla genéticamente para que produzca alguna sustancia de interés, modificar la estructura de las nubes (reales o virtuales), encontrar pautas para modificar comportamientos, encontrar nuevos soportes para novedosas formas de generar energía o bien transformarla o distribuirla, conseguir más y más con cada vez menos y menos, encontrar un modo de modificar polímeros que contaminan nuestros mares, convertir en una fuente de desarrollo y de futuro para lo que hoy simplemente es un problema y así otras miles de cosas a las que dedican su tiempo algunos de los mejores investigadores que hay en el mundo, muchos de ellos en España, algunos en nuestra provincia. ¿Qué no harían si les diéramos la oportunidad, si de vedad apostáramos por el futuro en lugar de derramar lágrimas por lo perdido?

Ellos siguen dando pequeños pasos, no corren pero avanzan, sin dar voces ni descalificaciones, llegando mucho más lejos de lo que las aportaciones económicas recibidas les posibilitan. Ni siquiera solicitan el reconocimiento social al que tendrían derecho, no necesitan medallas, esas ya se las ponen otros. Ellos no nos prometen nada, eso ya lo hacen otros. Ellos solo quieren que si no son apoyados, al menos no se les pongan trabas. Investigar requiere libertad y tiempo. La inmediatez no casa con la investigación. Calladamente los precarizados investigadores siguen encerrados en sus laboratorios, quemando sus pestañas y algunos de los mejores años de sus vidas para tratar de encontrar respuestas a preguntas que no nos hemos ni siquiera planteado.