Robotocracia

Después de conocer los resultados electorales, en algunos municipios se han detectado errores en la transcripción de las actas, concretamente en el traslado de la información de las mesas electorales al centro de datos. Las nuevas empresas encargadas de procesar el recuento, después de ganar un concurso público, han cometido fallos, dejando un baile de votos que dependiendo de su subsanación pueden cambiar el color de algunos Ayuntamientos, como es el caso de Ibiza o el de León. Los partidos políticos están en alerta, unos para que se corrijan las actas mal transcritas y velar para que la democracia no se vea salpicada, otros solo quieren que todo quede igual, pasándose la democracia por el forro. Pero a casi nadie le importa, que los errores cometidos por algún trabajador o trabajadora de esta UTE, que se presenta como líder de la transformación de la industria electoral, sean debidos al estrés crónico que padecen, dentro del ámbito del trabajo, les fastidiamos un día de descanso, en una maratoniana jornada electoral y les exigimos dar a conocer los resultados electorales, sin ningún tipo de error o injerencia. Por desgracia, en el mundo laboral, se suceden episodios de padecimiento de estrés, como el agotamiento y la falta de ilusión que conllevan a cometer negligencias con los objetivos planteados, más conocido como el síndrome del trabajador quemado ‘burn out’.

La solución, llegará el día que las máquinas robotizadas nos sustituyan, el trabajo será exacto, sin fallos, incluso sabrán convencernos de a quién debemos votar. Quedaremos a expensas de los robots y su inteligencia artificial, hasta el punto que no distinguiremos un robot de un humano. El futuro está más cerca de lo que imaginamos, el ocio será nuestro trabajo de cada día, nuestro tiempo estará escaso de actividades que podamos desarrollar, los más indisciplinados se rebelarán a las máquinas para pedirles por favor que nos dejen volver a pensar, no sea que la democracia se convierta en la robotocracia.