pedro-j.-abajob.jpg

Una ronda generosa

15/07/2024
 Actualizado a 15/07/2024
Guardar

Más o menos en estos días finaliza la convocatoria de ayudas de la Junta de Castilla y León para contribuir al mantenimiento de centros de ocio y de convivencia en las localidades de menos de 200 habitantes –con prioridad para las que no superan el centenar de almas– en las que solamente exista un centro de ocio, entendiéndose como tales bares, restaurantes o cafeterías. Eso sí, locales que tengan permanencia en el tiempo y no chiringuitos de río o de piscina o barras de bar que se montan para el fin de semana que duran las fiestas del pueblo o poco más y muchas veces ni están dados de alta.

Creo que alguna vez más ya le he dicho que el bar del pueblo y la iglesia son en la actualidad para muchos lugares del mundo rural a lo largo y ancho de nuestra provincia los dos únicos sitios a donde poder ir, donde juntarse los vecinos y al fin y al cabo donde poder hacer comunidad sin tener que coger el coche o para los que quieren ir un poco más allá del móvil y la televisión de pago por suscripción. 

En el segundo caso, la escasez de sacerdotes implica que las puertas del templo estén casi siempre cerradas a excepción de los entierros, la festividad del patrón o la fiesta sacramental y alguna que otra celebración puntual. A veces gracias a una especie de figurante de estos que andan ahora por los pueblos con un permiso especial que les concede el obispo pero cuyo valor litúrgico es bastante menor que el que da la misa televisada.

Otro día ya si es el caso hablamos de ellos pero permítame que hoy defienda la importancia de que la iglesia y el bar del pueblo tengan actividad tanto para el propio pueblo como para los de al lado. Pero para eso hay que ser valiente, emprender, luchar contra cientos de trabas de todo tipo, empezando por las administrativas y acabando por las de los vecinos que creen que el que abrió el bar se va a hacer de oro por el café que uno va a tomar los domingos.

Los 3.000 euros que proporcionan estas subvenciones autonómicas son poco más que el pago de una primera ronda generosa, un pequeño aliciente para el tipo que está dispuesto a emprender en un pueblo porque no se conforma con las propinas para vagos que cada vez están más de moda.

Lo más leído