fulgencio-web-1.jpg

Rubén conoce el camino

Por Fulgencio Fernández y Mauricio Peña
02/12/2024
 Actualizado a 02/12/2024
Guardar
| MAURICIO PEÑA
| MAURICIO PEÑA

Conocía a Rubén de los corros de lucha, con el aval de ser un Cerezal de Corcos, con el añadido de ser el hijo de Daniel. Que ya es mucho y, además, te obliga a tener la cercanía de la historia que defiende el chaval.

Pero el día que entré a Corcos a ver a su abuela Asunción, la supermadre que parió 17 Cerezal, y el chaval llegó desde León, donde estaba estudiando, solo para picarle leña a la abuela, supe que había un paisano debajo de su sonrisa de seriedad.

Perdón por el solo, el motivo ya era más que suficiente pero solo para picar leña quiere decir que no había ningún otro motivo.

El jueves, velando a su padre Daniel, el hombre que más derrotas le infringió a la maldad de la vida con una franca carcajada cuando le llevó una pierna, la otra, el riñón, los dedos... que le golpeó el corazón con varios ictus, Rubén, desolado, sacó la raza de los mejores Cerezal.

- Es duro, solo tenía 61 años, pero hay que seguir, es lo que siempre hizo él y lo que me enseñó. 
- Y abrió el camino la abuela.
- Claro, la abuela, allá se juntarán otra vez.
 

Rubén era la imagen de un huérfano en el más amplio sentido de la palabra al ver marchar hacia la nada el furgón con el féretro de Daniel. Pero tiene una ventaja impagable, un arma contra el olvido, la soledad, la desesperación o el olvido. Rubén sabe el camino, se lo dejaron marcado, «hay que seguir».

Y seguirá, porque tiene las armas fundamentales:
Es un Cerezal.
Es el hijo de Daniel.
Es el nieto de Asunción. 
Es el chaval que subió a picar la leña para la abuela.

Lo más leído