Esta no la vieron venir, pero siempre he sido un fiel defensor del ‘Sálvame’. Ciertamente no soy la persona más empática que se puedan encontrar, lo reconozco, pero lo de cancelar contenido de entretenimiento por considerarse intelectualmente superior o algo similar no va conmigo. Desde pequeño, pasando las tardes después del colegio con mi abuela, recuerdo el ‘chafardeo’ en la televisión como un momento de paz, de tranquilidad, de dejar pasar el tiempo hasta que las obligaciones no dejasen otra opción que levantar el culo del sofá. Recuerdo ‘Aquí hay tomate’, ‘A tu lado’ o el ‘Qué me dices’ acompañando por delante o por detrás la telenovela de turno, llamando al sueño de la siesta o simplemente evitando un silencio que en algunos momentos pesa demasiado. Bastante después llegó la pandemia y honestamente siempre he pensado que la labor que realizó esa gente con miles de personas mayores solas en sus casas, sin poder visitar a sus familias y con la incertidumbre de no saber qué iba a ocurrir y que la vulnerabilidad era especialmente castigada, merecía un reconocimiento. Horas mirando a la caja tonta, sí, dirán algunos. Yo prefiero verlo como horas en las que al menos distraer la mente de un futuro que cuanto menos pintaba gris.
En cualquier caso, a donde quería yo llegar es que en estos días que nos toca vivir en los que los programas del corazón o al menos esos programas del corazón parecen ya cuestión del pasado, al menos nos quedan cuestiones locales con las que entretenernos y que bien podían situarse a la altura de los conflictos más televisivos, aquellos que te dejaban pendientes de saber cuál era el siguiente paso, contestación o conflicto. Para muestra un botón, o más bien una rosa, la del Partido Socialista de León, cuyas elecciones primarias, la previa y tiene pinta de que el ‘post’ daba para unas cuantas semanas del mejor ‘Sálvame’. El juego de las sillas parece ser que ha puesto nervioso a más de uno, especialmente cuando no se lo esperaban y solo por eso hay que agradecer las ganas de molestar. Agitar el árbol siempre es positivo y ojalá (no tiene pinta) que eso sirva para algo a la provincia. De momento disfrutemos del ‘espectáculo’, que también hace labor social.